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Fueron padres adolescentes y éstas son sus historias

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Claudia Cáceres Guerrero

F abiola Riveros (27), actual estudiante de periodismo de la UCN, dice que se enteró que estaba embarazada de su primer hijo cuando tenía 14 años. Según sus propias palabras, junto a su entonces pololo eran "literalmente dos bebés que tendrían un bebé".

De eso ya han pasado 12 años, pero Fabiola recuerda perfectamente que en ese tiempo no era común ver niñas embarazadas. "La gente se daba vuelta o me apuntaban por tener guatita (…) Entre mis compañeros mi guata era la 'novedad' y cuidaban de ella".

Al igual que Fabiola, muchos padres y madres tuvieron que asumir la llegada de un hijo en plena adolescencia, cuando aún asistían a clases y las responsabilidades se limitaban, en su mayoría, a sólo estudiar. Sin embargo, decidieron salir adelante.

Una mamá 'pulpo'

Hoy cuentan sus historias para asegurar que sí, se puede, y que un bebé no es una limitación para continuar forjando un futuro profesional.

Fabiola dice que en su proceso de embarazo y posterior maternidad su familia y la del papá de su hijo mayor (hoy tiene dos), fueron fundamentales. "Si bien nuestros padres no nos hablaron en varios días cuando se enteraron de la noticia, nunca nos juzgaron porque seríamos papás jóvenes, al igual que mi colegio que se portó un siete. Me apoyaron de principio a fin, fueron un gran red de apoyo".

Recuerda que desde que se enteró que sería mamá siempre tuvo claro que jamás dejaría de cumplir sus sueños. "Al contrario, ahora los iba a cumplir con más ganas. Nunca sentí que ser mamá de Elías siendo tan chica me iba a impedir continuar con mi vida, lo sentí siempre como mi complemento. Así me lo propuse y así lo cumplí".

Señala que la maternidad la convirtió en una especie de 'pulpo' ya que hace muchas cosas a la vez y corre para todos lados, "pero ya me acostumbré a mi ritmo de vida que llevo hace 12 años. Es enriquecedor ser un pulpo y hacer ocho mil cosas a la vez, pues también crezco y salgo de mi zona de confort día a día, pues la maternidad es esto, improvisar. Les diría a las niñas que hoy están viviendo la misma situación que yo, que se eduquen, que cumplan sus sueños y que jamás dejen de construir su vida".

Salir adelante

A los 16 años Gabriela Leiva (28), kinesióloga de la Clínica Antofagasta, estaba disfrutando de un campeonato de cheerleaders en Viña del Mar. Cuenta que se sentía media extraña y que llevaba algunos días con retraso menstrual, pero no le había tomado importancia porque era bastante irregular.

"Le comenté a una amiga y me dijo que me hiciera un test de embarazo. Justo al frente del hotel donde nos quedábamos había una farmacia así que crucé, compré un test y salió positivo. En el momento me puse a llorar, no sabía qué hacer, estaba lejos de mi familia y pololo de ese entonces. En ese momento mis amigas y mi profesora fueron un pilar fundamental", comenta.

Gabriela cuenta que llegando a Antofagasta le contó a sus papás y la retaron mucho, pero que a pesar de su corta edad no le costó asumir lo que estaba viviendo. "No tenía otra opción. El colegio me dio todo el apoyo y las facilidades, fui un par de meses, pero luego tuve que salirme porque mi embarazo presentó complicaciones, después volví".

Agrega que su principal apoyo fueron sus papás, "ellos han estado conmigo en todas y desde que nació mi hija me han dejado criarla a mi manera, siempre aconsejándome. Había algo que siempre tuve claro, que fue que costase lo que costase, iba a terminar mi enseñanza media e iba a ser profesional, y con el apoyo de mis padres pude lograr eso", recalca Gabriela, quien es madre de una preciosa niña de 11 años.

Padre adolescente

Andrés Araya Santibáñez (26) es egresado de ingeniería y actual voluntario de Teletón. Cuenta que fue papá cuando tenía 17 años, una noticia para él muy "heavy" porque con su pareja ya no estaban juntos.

"Se me pasó la vida por delante y las reacciones de mis papás, cómo cambiaba todo lo que pensaba acerca de mi futuro. Le conté a mi mamá y al principio se sintió decepcionada, como que se quebró un poco la confianza que teníamos, pero después de unas semanas sentí todo su apoyo hasta ahora, en estos nueve años que tiene Sophia".

Cuenta que en cuarto medio decidió ingresar al preuniversitario y así entrar a la universidad. "Todo lo anterior ya sabiendo que tendría la gran responsabilidad de ser padre. Sin duda mi familia, en especial mi madre fue la que siempre ha estado ahí, sin ellos hubiese sido muy muy difícil, en el camino también me apoyé de mi ex polola, Andrea, la que me hizo ver muchas cosas con respecto al cuidado y valores para entregarle a la Sofi".

Ser un papá 'lolein' ha sido lo mejor para Andrés, quien actualmente vive con su hija, mamá y hermano, esto porque le ha dado la personalidad para hacer cosas por ella que un papá con más edad quizás no haría. "En el colegio he actuado de mimo, Maluma, me he encargado de hacer dinámicas y juegos a los compañeros de la Sofi en los asados familiares, la paso muy bien".

Dice que a los adolescentes que están pasando por lo mismo que él les aconsejaría que no trunquen sus sueños. "Sé que existen muchas realidades, pero de alguna u otra forma traten de complementar lo que les gusta con sus hijos, porque el día de mañana eso es lo que les enseñarán a los suyos y qué mejor ejemplo que con lo que ustedes han logrado".

Madre soltera

A diferencia de Andrés, Gabriela y Fabiola, Daniela Trujillo (31) quedó embarazada unos años más tarde, a los 19. "Cursaba mi tercer semestre de Periodismo en Santiago y además trabajaba en un bar, estudiaba de día, trabajaba en la noche. Me mantenía y pagaba mis estudios por cuenta propia. Max fue algo que, a pesar de mi corta edad, buscaba. Mi infancia y juventud fue un poco complicada y solitaria, por lo que la idea de tener un hijo me parecía adecuada. Creía que si me la podía conmigo misma, podría con un bebé.

Indica que lo más complejo de todo fue compatibilizar sus tiempos entre ser mamá, trabajar, estudiar, ocuparse de su hogar y tener tiempo libre. "Me levanto corriendo y me duermo corriendo. Algo también que ha llamado mi atención es cómo se comporta la sociedad con respecto a mi decisión de ser madre soltera, muchas veces se emiten juicios con respecto a nuestros actuares", recalca Daniela, quien está muy contenta porque su pequeño ayer cumplió 11 años.

"Tiene una moral intachable, es un pequeño justiciero", dice orgullosa.

"Compré un test de embarazo y me salió positivo, me puse a llorar... En ese momento no sabía qué hacer"

Gabriela Leiva, kinesióloga."