La escuela de fútbol que busca dar una mano a niños vulnerables
El 75% de los muchachos que integran la "Real 1° de Mayo", varios de ellos inmigrantes, se encuentran en vulnerabilidad social. Esta entidad gratuita trabaja para que puedan dejar su condición mediante el deporte.
Es un domingo en las primeras horas de la mañana. Los niños dejan de lado levantarse temprano en día de descanso, para asistir sagradamente a la cancha ubicada a un costado del Polideportivo Centenario. Ahí se reúnen con los profes y comienzan de a poco a correr, otros a aprender técnicas de pases y cabezazos. En otro rincón de la carpeta de pasto sintético está un grupo atento a cómo se deben realizar los saques laterales y más allá hay más muchachos practicando -con sus guantes bien puestos- tapadas cuando otros niños disparan al arco. Son los futuros porteros que sueñan con algún día crecer en sus habilidades y por qué no, llegar lejos en el mundo del fútbol pero más allá de eso, vencer la vulnerabilidad social a través del deporte.
Esa es la premisa que motiva el trabajo de la Escuela de Fútbol del Club Real 1° de Mayo, que ya suma cuatro años de vida y en la que a través de la práctica del balompié, busca rescatar a niños y adolescentes de distintos sectores, a través de un trabajo social. En cifras, la entidad cuenta con un 75% de alumnos de vulnerabilidad.
Marcela Gutiérrez es quien preside esta escuela, que por su carácter de inclusiva, cuenta con niños y jóvenes de distintas nacionalidades. Tal es el caso de chilenos, colombianos, argentinos, bolivianos, peruanos y hasta dos muchachos chinos.
La escuela cuenta con varios profesores expertos en el fútbol y en el trabajo físico-psicológico, para formar a los niños y la gracia es que los muchachos reciben todos los implementos de manera gratuita.
Marcela cuenta cómo funciona esta entidad deportiva. A modo de ejemplo, dice que un día llegó uno de los niños extranjeros y le comentó que tenía ganas de entrenar.
"Me dijo 'señora, ¿yo podría entrenar?' Ningún problema. La inclusión acá parte desde que siempre se va a recibir a un niño, no importa la condición", explica la encargada de la escuela.
También añade que "¿Por qué lo hacemos así? Porque queremos ser una oportunidad real para ese niño".
Actualmente, son 130 los alumnos con los que cuenta la escuela, tanto en damas como varones. Los más pequeños tienen entre 4 ó 5 años y ya dan sus primeros pasos en el mundo del deporte.
De ahí, las series comienzan a subir en edad hasta los 17 años. A medida que avanza la entrevista, los muchachos continúan con su empeño en la cancha, bajo la atenta mirada de sus profesores.
Por supuesto, también hay espacios para las bromas y risas, pero el trabajo continúa. Ahora están preparándose para un campeonato que tendrán próximamente, en las series 7-8, 9-10 y 13-14 años.
A los que tienen más edad, se les prepara para que puedan participar en las series del Campeonato de la Liga Vecinal Norte.
Así, el trabajo que realiza la escuela se extiende también a la Cancha Liga Norte, ubicada en el sector alto de la ciudad.
"La idea es ir a buscar más niños vulnerables", cuenta Marcela.
Dado el trabajo gratuito de la escuela y su labor sin fines de lucro, los recursos se mantienen a través de proyectos presentados al 2% para el deporte, aportados por el Fondo Nacional de Desarrollo Regional y concretado mediante el Consejo Regional para implementación deportiva y pago de monitores. Pero también se han realizado otras actividades como bingos para el sustento.
"Hemos seguido con esto con mucho más peso, pero con mucho más cariño", agrega.
EL trabajo se extiende más allá de los límites del campo de juego en calle Bandera, integrando también a niños que provienen de los campamentos. Otras veces se han dedicado a dar charlas, como es el caso de un jardín infantil del sector norte alto en donde fueron invitados para mostrar a los padres de los pequeños cómo es la labor inclusiva.
"Tuvimos muy buena aceptación de allá y nos trajimos muchos niños de campamentos. (Por ejemplo) un niño chico del jardín que no jugaba mucho, pero tenía a su hermano más grande y él se vino para acá", agrega.
La coordinadora de esta agrupación insiste en que quiere que los padres los conozcan, que puedan integrar más muchachos, apuntando a todos los que no tienen la oportunidad de inscribirse en una escuela de fútbol regular.
El trabajo se concentra más allá de la competencia deportiva. En algunos casos, la labor se enfoca en dar a conocer a los niños que existen oportunidades para mejorar la situación social en la que viven, comenzando por la aceptación de sí mismos.
De ahí y mediante la práctica del fútbol, importantes son las enseñanzas del trabajo en equipo o el respeto hacia sus compañeros de plantel y la disciplina entregada por sus profesores.
"Hay niños que llegan acá y no tienen apoyo de nada y que vienen a olvidar sus problemas de la casa. Hay un equipo humano como súper potente, porque los entrenadores ofrecen ayuda. La idea es expandirnos".
Y en ese sentido, la idea es aumentar la capacidad de alumnos y para ello continuar la labor en los dos recintos a la par, para así dar más abasto, con clases desde las 18:00 a las 20:00 horas, dos veces a la semana.
Mientras que la cita sagrada es de las 9:00 hasta las 10:45 de la mañana todos los domingos en el Polideportivo Centenario.
El ex Antofagasta Portuario Luis Parraguez es quien se encarga de la planificación y la parte deportiva, además de la preparación en los niños de menor edad. Se suman Tomás Farías y César Sepúlveda en las series 9 y 10; mientras que en la preparación de los arqueros están Juan Muñoz y Juan Aguilera.
El equipo también lo integran Alex Ramírez en la división adulta, mientras que en la 7 y 8 años es César Bravo el encargado.
"Quiero apoyar y ayudar a esos niños vulnerables. Estoy convencida que esto del deporte y el apoyo a los niños en lo que a él le guste, es una carta esencial para que mañana él pueda cambiar, ser otro", finaliza Marcela, mientras suena el pitazo final.
Es momento de guardar los balones y los implementos hasta la nueva jornada, otra donde el fútbol entrega una opción para que estos muchachos puedan doblarle la mano al destino.