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Los desafíos de tres médicos extranjeros en el nuevo hospital

Tres especialistas de distintos países cuentan sobre su llegada al sistema de salud público chileno y se refieren a la dotación de profesionales de este recinto, la que alcanza el 50% de facultativos inmigrantes.
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Ricardo Muñoz E.

Fue sólo hace algunos días que el nuevo Hospital Regional de Antofagasta (HRA) dejó de ser un anhelo de la comunidad antofagastina, para convertirse en una realidad.

Esta nueva obra, en la que se invirtieron 300 millones de dólares, es una de las apuestas más ambiciosas de la red de salud pública, ya que con su capacidad de atención de alrededor de 400 mil personas de la Macrozona Norte, lo catapultan como el principal recinto médico de esta latitud nacional y uno de los más modernos de Sudamérica.

Una de las particularidades del proceso previo a la habilitación de este recinto fue la convocatoria para especialistas, en donde destaca un importante porcentaje de facultativos extranjeros, alcanzando así el 50% de una dotación total que bordea los 400 especialistas, según explicó en entrevista con El Mercurio de Santiago el director regional del Servicio de Salud de Antofagasta (SSA) Zamir Nayar, en los días previos a la puesta en marcha del nuevo recinto.

Otro de los aspectos que llaman la atención de esta cifra de inmigrantes especialistas es que alrededor del 80% corresponde a oriundos de Venezuela.

Neuróloga

La neuróloga María Gabriela Molina, quien trabaja en el Servicio de Neurología del Hospital Regional, llegó hace poco más de un año.

La especialista tomó sus maletas y llegó a Chile por el ambiente de inestabilidad social y política que se vive en su natal Venezuela, pero también pensando en una mejor situación para sus hijos.

Fue así que hace seis años empezó con el proceso de migración, comenzando primero por Colombia -donde pudo trabajar un tiempo-, y luego en nuestro país: "escogí como destino Chile porque es estable socialmente, organizado y con una perspectiva más clara. Además hay respeto con los médicos extranjeros".

A través de un contacto con un amigo chileno, realizó la postulación y logró trabajar en estas latitudes, añadiendo que su estadía ha sido bastante agradable. "En ningún momento he sentido rechazo o algún tipo de dificultad con el personal del hospital ni en la ciudad. Me he sentido muy bien acogida".

La doctora evalúa de buena forma la red de salud pública y, junto con ello, adelanta algunos de los próximos desafíos que tendrá su área en el recién abierto nuevo Hospital Regional.

"Una de las razones por las cuales solicitaron médicos neurólogos es porque pronto se va a abrir una unidad de tratamiento de accidente cerebrovascular en el hospital nuevo (UTAC) y entonces se requiere personal que esté allí las 24 horas. Además, dentro de poco se le va a ofrecer al público el servicio de trombolisis para los casos seleccionados y con criterios cumplidos para los pacientes con ACV. También me ocupo de leer los electroencefalogramas de pacientes hospitalizados", dice.

La especialista añade que otro de sus próximos desafíos en este nuevo recinto es el trabajo con pacientes epilépticos, ya que también es epileptóloga, conocimientos que adquirió en una maestría realizada en Europa.

María Gabriela Molina conoce el alto porcentaje de extranjeros que postuló para prestar sus servicios médicos en el nuevo recinto de calle Azapa, sobre todo de sus compatriotas. Y ante esto, tiene una visión positiva:

"Yo creo que en general el médico venezolano es preocupado por sus pacientes, nos enseñaron así allá. Incluso, el sistema de salud en Venezuela está muy poco desarrollado y los sueldos por lo general son bajísimos y sin embargo, muchos quisimos trabajar en los hospitales públicos y lo hicimos allá porque nos gusta el ejercicio de la profesión en el ambiente hospitalario y por otro lado, por vocación. El médico venezolano tiene una buena predisposición a atender a los pacientes y espero que todos podamos ofrecer lo que no pudimos ofrecer en nuestro país, o lo hicimos un tiempo y no pudimos continuar".

Director

El Departamento de Beni en Bolivia es la zona de origen del doctor Francisco Bueno, ginecólogo obstetra quien actualmente es el director (s) del Hospital Regional. Tras haber vivido gran parte de su vida en Santa Cruz de la Sierra y haber realizando sus primeros estudios de medicina en Sucre, el especialista decidió tomar sus maletas y viajar hasta nuestro país, donde siguió con su carrera en la Universidad de Chile.

En 2003 y estando en Santiago, el doctor Bueno decide emigrar hasta Calama para ser parte de un concurso de titularidad de ginecología y obstetricia a cargo del Servicio de Salud de Antofagasta y desde la Tierra de Sol y Cobre llegó hasta la capital regional.

El cargo que ostenta el doctor Bueno a la cabeza del hospital coincidió también con el cambio de casa al nuevo espacio en el sector norte.

"Es un balance positivo, toda vez que se presentó el momento histórico de la inauguración del nuevo hospital y realizamos trabajo para esto. Eso significa una realización de una serie de planes coordinados a través del Ministerio de Salud, Servicio de Salud y todos los funcionarios del hospital. Esto ha sido bastante positivo porque se han cumplido los compromisos y tareas como corresponde", comenta el especialista a modo de balance de dicho proceso.

El director del recinto médico mira con optimismo la integración de facultativos inmigrantes, como una manera de hacer frente al déficit de médicos chilenos en el sistema de salud pública, por lo que destaca el gran porcentaje que postuló a prestar sus servicios al HRA.

"Históricamente , no sólo en Antofagasta sino que también a nivel nacional, las falencias de los especialistas han sido un problema transversal. Por lo tanto, siempre teníamos brechas en áreas importantes y con la llegada de los médicos extranjeros ha sido un gran aporte porque se evita el tiempo de formación que requiere llegar hasta una de su especialidad".

Claramente, una obra de la magnitud de este recinto nuevo considera una serie de desafíos y eso lo sabe Francisco Bueno, quien recalca que, en este nuevo periodo histórico que el equipo médico asume en el nuevo hospital, lo importante es siempre apuntar a mejorar.

"Tenemos que enfocarnos en mejorar lo que ya tenemos avanzado y una de las áreas en las que nosotros estamos trabajando es en la calidad de atención, en la satisfacción de los usuarios. Esto es en el mejor trato a los pacientes y todos los usuarios, aparte debemos desarrollar polos de mejoras en las especialidades y en las áreas en las que vemos que estamos al debe. Tenemos que también encantar a los médicos que están fuera del sistema público para que vengan a trabajar en el hospital", agrega.

Cardiólogo

Una tercera historia es la del doctor Bernhard Westerberg, cardiólogo intervencionista y jefe de la Unidad de Hemodinamia del HRA y residente de la Unidad Coronaria de este recinto.

Hace 19 años el doctor Westerberg viajó desde su natal Guayaquil en Ecuador, hasta Chile (el mismo día que su hijo cumplió dos años), mientras que su estadía en Antofagasta está pronto a cumplir una década.

Tras sus estudios en Ecuador, se vino para continuar el postgrado en Valparaíso, y en marzo de 2008 fue trasladado hasta Antofagasta para asumir en el proyecto de cardiología intervencional en el HRA.

Westerberg comienza comentando que la práctica de la medicina en Chile y Ecuador es bastante similar y que en todo este tiempo ya se siente un chileno más, para lo cual está tramitando la nacionalidad como una especie de agradecimiento por "lo que me ha entregado Chile".

Aunque, paradójicamente, reconoce que no se le pasó por la cabeza ejercer la medicina fuera de su país de origen. "El propósito inicial fue hacer un postgrado y regresar a Ecuador, pasaron muchas cosas en el camino, la situación de mi país cambió abruptamente y además recibí una invitación donde me formé para seguir perteneciendo al mismo", dice.

El cardiólogo también comenta sobre la presencia de extranjeros en el nuevo hospital, opinión que califica de "dual".

"Cuando llegué, la situación del médico inmigrante era diferente, probablemente más observado que ahora. Ahí, la migración era fundamentalmente de Cuba y Ecuador en ese momento. Pero yo personalmente jamás sentí ser visto diferente que el resto de mis colegas chilenos, tuve las mismas puertas. Eso mismo me permite decir que da lo mismo de donde es uno, somos ciudadanos del mundo", reflexiona.

Es entonces cuando añade que este reclutamiento de los médicos inmigrantes puede ser tomado como una oportunidad para los nacionales:

"Veo un estímulo para los profesionales chilenos el hecho que haya profesionales de otros países, para que también logren pertenecer al servicio público".

Por último y como equipo de cardiólogos, se refiere a la apertura del nuevo hospital como un "desafío bastante más grande y que vemos como que nos va a permitir fortalecernos como centro de derivación de la Macrozona Norte y es un desafío que lo aceptamos gustosos".