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Loínos no videntes dieron el ejemplo en estas elecciones

Don Pedro González vive a dos horas a pie de Calama e igualmente llegó a cumplir con su deber cívico.
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Osvaldo Vega Carvajal

Un tremendo ejemplo de deber cívico dieron dos calameños no videntes, que haciendo uso del voto asistido acudieron a sufragar a sus respectivos locales en la capital minera.

El poblador Pedro González vive en el Campamento Quetena, distante a dos horas y media a pie rumbo a Calama, y pese a su edad y su condición de no vidente, acudió bien entusiasmado a emitir su sufragio en compañía de un amigo.

"Llevo muchos años votando en distintos lugares, como Arica e Iquique, pero hace un tiempo lo hago acá. Haría un llamado a que todos los jóvenes sigan mi ejemplo y voten, porque me han dicho cómo se te ocurre ir a votar y como si estuvieras tan bien viviendo, pero le dije tengo que cumplir con mi deber, ya que tengo 61 años", expresó el vecino.

Respecto a que le gustaría que mejorara el nuevo presidente de Chile, enfatizó que "los no videntes seamos escuchados y a la vez también que tengan respeto por nosotros, porque hay personas muy desubicadas y esos son los jóvenes que molestan".

Precisó que desde el 2008 es una persona no vidente por un accidente que le ocurrió en Calama y por lo mismo dijo "lo molestan mucho a uno y creo que se debería mejorar el tema de la inclusión hacia nosotros. No tanto en el tema del mejoramiento de los edificios públicos, sino más bien el respeto hacia nosotros".

Por último, González recalcó que conversó con varias personas jóvenes en que les preguntó si es que iban a votar, y manifestó que estos reaccionaron de mala forma, demostrando la apatía de algunos adolescentes por emitir su voto democrático.

Otro ejemplo

La vecina Marlene Colque también demostró su compromiso en estas elecciones, acudiendo a la mesa 218 del Liceo Jorge Alessandri para hacer uso del voto asistido. "Estoy feliz de cumplir con mi deber cívico y es un derecho que nos corresponde, una sola vez no lo hice y no sé que me pasó. El llamado es que la gente vote, porque tiene derecho a opinar".

2008 Pedro González, tuvo un accidente que lo dejó como no vidente. Es un ejemplo de deber cívico.

218 fue la mesa, en que la vecina Marlene Colque emitió su sufragio en el Liceo Jorge Alessandri.

Pensaban que vocales no habían llegado, pero estaban en su sala

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Llamó a los vocales de la mesa 148 del Lezaeta para conformarla.

Por lo que el delegado de esta sede, José Avendaño, pensó que no llegó nadie al no acudir a este llamado y comenzó a llenarla con gente que iba llegando a votar.

Tras acudir a la sala, se dio cuenta que estaban los vocales que nunca acudieron a su llamado, y precisó que estos se quedaron esperando en la mencionada mesa.

"Todas las personas que estaban como vocal tenían que esperar acá, pero algunos esperaron en la mesa. Empecé a llamar a la mesa 148 y como no estaban, comencé a llenar con otros vocales, y después aparecieron. Pero, no hubo ningún problema, ya que ellos se instalaron en esta mesa al ser los titulares", finalizó Avendaño.

Realizó cinco viajes para poder votar

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Una verdadera travesía realizó el vecino Ernesto Galleguillos para poder votar ayer en Calama.

Es que llegó temprano para emitir su sufragio en el Instituto Obispo Silva Lezaeta, pero le avisaron que ese local no le correspondía y que tenía que hacerlo en la Escuela Vado de Topáter.

Al llegar allá se dio cuenta que se le había quedado su carnet de identidad en el Lezaeta, por lo que tuvo que volver a buscarlo y de ahí regresó a votar al Vado de Topáter.

En total, hizo cinco viajes para cumplir con su deber cívico.

"Votaba acá en el Lezaeta y me cambiaron al Vado de Topáter. Tuve que pagar de aquí para allá 800 pesos, luego se me quedó el carnet y la señorita no me lo pasó. Gasté más de 4 mil pesos en cinco viajes. Me salió cara la gracia para votar por alguien que ni siquiera después te agradece", finalizó.

Voto de los Cores dieron su "dolor de cabeza"

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En varias mesas del Instituto Obispo Silva Lezaeta de Calama, se pudo apreciar que los loínos al momento de meter su sufragio de los Consejeros Regional en la urna electoral, tuvieron más de un problema en hacerlo, debido a que éste era más grueso que el voto para presidente y diputados.

Esto, por la gran cantidad de postulantes a este cargo y por ello varios presidentes de las mesas se las ingeniaron para dar un ayuda a los votantes.

Utilizando un cartón grueso que se los facilitaban a los votantes, con esto los empujaban hasta el fondo, porque muchos sufragios para los CORES quedaban pillados en las urnas.

El delegado de la sede de votación del Lezaeta, José Avendaño, declaró que "obviamente como es muy grande el voto, entonces al doblarlo queda muy poco espacio, por lo que la ranura no alcanza. Por ello, hay que golpearlo con un martillo o empujarlo con un cartoncito. Esto no invalida al voto, sino que es por las circunstancias por el doblez que no alcanza la ranura de las urnas. Estos cartones vienen en los votos", dijo.