Si cerramos los ojos
Si cerramos los ojos hemos de saber que todo el mundo que ahí se levanta nos pertenece. En esa aparente oscuridad se encuentra el rostro del universo que nos alienta y la energía que nos construye: esperanzas, miedos, fe, abismos, partículas de Dios.
Prometeo, como signo de inteligencia, es presentado como un ser que dialoga consigo mismo, se escucha y cuestiona con la atención debida para así dar sabiduría a sus decisiones. En el templo a Apolo, en Delfos, se hallaba inscrito el aforismo "Conócete a ti mismo" como requisito esencial para construirse en plenitud. La pregunta que la oruga le hace a Alicia, en el País de las Maravillas, es: "¿Quién eres tú?". En la cosmogonía cristiana la primera pregunta que Dios le hace al hombre es: ¿Dónde estás?, -dirigida a Adán luego que este se escondiera debido a su desobediencia de no comer el fruto prohibido-. Si tomamos esta pregunta y la llevamos a nuestras vidas queda: ¿Estás?, - en las acciones que realizo, en la vida que llevo- y ¿Dónde?, -¿me reconozco en el espacio que habito, logro hallarme en el mundo que he construido?.
Si cerramos los ojos hemos de saber que no es para ocultarnos de nosotros, sino que es para responder estas preciosas preguntas que nos invitan a encontrarnos.