Foto denuncia: Basura en el borde río
A un costado del río Loa, precisamente en el sector cercano al Parque El Loa, se puede apreciar como inconscientes botan sus desechos allí.
A un costado del río Loa, precisamente en el sector cercano al Parque El Loa, se puede apreciar como inconscientes botan sus desechos allí.
En la avenida Argentina de Calama se puede apreciar cómo están dañadas las ciclovías, donde los autos pasan a llevar y destruyen las gomas.
Señor director:
Tantos años de silencio. Tantos años en que se ocultaron verdaderos horrores al interior de la iglesia, que recién hoy conocemos luego de saber el sufrimiento de muchas de sus víctimas.
Víctimas que incluso estaban al interior de esta organización religiosa, donde tal como dijo uno de sus curas afectados de verdad por todo esto, existía linaje distinto para cada uno de ellos.
A muchos se les perdonaba o tapaba todo, mientras otros eran condenados. La iglesia fue golpeada en lo más bajo, ahí donde más duele, en su credibilidad.
Es que después de tanto, hoy nadie cree ni siquiera en los arrepentimiento de esas personas que tanto daño hicieron.
Cuatro años después, la iglesia reabrirá un caso que antes quiso tapar. Con un dedo intentaron no ver el sol, a pesar que la justicia ordinaria había condeando a John O'Reilly, ellos quisieron archivar el caso y hoy ante tanta información, deciden que será nuevamente revisado.
Tantos errores de quienes quizás actuaron como verdaderos dioses, incapaces de ver más allá de su nariz y que siempre había opción de que estuvieran cometiendo un error. Hoy deberán pagar y esperemos que no con oración, sino que con cárcel. Que sean expulsados de la iglesia sin nada, que deben enfrentarse al mundo en total indefensión, esa misma que sintieron las víctimas de los abusos que ellos mismo cometieron.
Nada borrará esto que quedará marcado a fuego en la iglesia, pero sí podrá haber un renacer, donde el compromiso superior y más importante, sea que esto jamás se vuelva a repetir.
Jorge Gómez
Estimado director:
Sin lugar a ninguna duda, a todos quienes tuvieron la misión de escribir todos los pasajes del Viejo y Nuevo Testamento, se les pasó por la mente que la nueva versión de Sodoma y Gomorra 2.0, se incubaría en el propio seno de la Iglesia Católica, muchos siglos más adelante. Claramente al igual que ellos, todos quienes somos hoy testigos y parte de la grave crisis que vive la fe, también estamos reescribiendo la historia de la Iglesia Católica en nuestros días y demuestra que nadie tiene la última palabra en estas sensibles materias.
Luis Enrique Soler Milla