Autogoles

Señor director:

La renuncia o salida del cargo del ministro de Cultura Mauricio Rojas, tras la polémica desatada en torno al Museo de la Memoria, la cual nadie fue capaz de chequear y anticipar como manejo de crisis -control de daños-, deja en evidencia un problema de fondo que tiene que ver con la capacidad política y eficiencia comunicacional del actual Gobierno.

Ciertamente, y en tan solo cinco meses, el número de autogoles ha sido tan morboso que se agradece que la oposición aún permanezca en la banca ante la ausencia de un director técnico que los ordene y saque al campo de juego para disputar el partido más importante de cara a 2021.

Rodrigo Durán Guzmán

Escondida

Estimado director:

Ojalá que la minera y el sindicato tengan "Escondida" alguna fórmula a proponer en último momento, para así evitar la huelga en la mayor faena privada de cobre del mundo que tanto daño le produciría a Chile y a los chilenos. Ojalá...

Luis Enrique Soler Milla

Población Lautaro

Recorrer esas calles cuando uno fue niño. Evocar un pasado, un tiempo feliz, años que no volverán, pero por siempre se recordarán. Nuestra calle era de tierra, no había pavimento. Teníamos todo para nosotros. Calle Cautín, a la altura del 56, era la última numeración de la Población Lautaro, todavía no se fundaba la O'Higgins. Éramos muchos los amigos los cuales jugábamos y vivíamos aventuras. Éramos unos chicos muy unidos: Mirno, Lelo, Joel, Raúl, Sergio, Coca, Sonia, Mirna, Eliana, Hugo, Alfredo, Julio, Pepe, Guille, Chatera, Elisa y Lupe. Pasaron los años y muchos nos marchamos de nuestra población, pero jamás la olvidaremos. Los hermanos Covarrubias partieron a Buenos Aires. Mirno, Lelo, Joel y Quitito. Este muchacho se perdió en ese país y nunca más apareció. Sus hermanos hicieron todo lo posible para encontrarlo, pero fue en vano. Los Covarrubias vienen todos los años a visitar su querida Antofagasta, a añorar y recordar un pasado de nuestra niñez. Esta columna recuerda a los amigos de los años 1954 a 1958. Ya estamos viejos, el tiempo no lo podemos detener y el reloj con su tic tac me recuerda que un día más se va. Ya se peinan canas, las fuerzas decaen, es el tiempo que pasa y se debe aceptar.