Vendiendo chocolates luchan día a día contra sus bajas pensiones
La pareja de Zoila y Julio se ha hecho conocida por sus productos, preparados por ellos mismos a base de puro cacao. Si bien dicen que les gusta "este trabajo", su historia pone otra vez en debate la efectividad del sistema previsional.
Apaso rápido la gente camina y camina, algunos cargando bolsas, conversando de la vida, de los trámites, del día a día y de ojalá alcanzar a realizar todos los quehaceres a tiempo. Pero hay otros que se dan el tiempo para conversar y comprar un par de chocolates a los dos abuelitos que se encuentran en pleno Paseo Prat, ofreciendo sus productos con la esperanza que alguien los compre.
Para algunos comprar uno de estos chocolates puede ser un hecho cotidiano, algo que es parte de la dinámica rutinaria en una de las principales calles de la capital regional y por la que al día circulan cientos de miles de personas.
Pero para Julio Rodríguez (80) y Zoila Chávez (69) es mucho más que eso. Para esta pareja, los chocolates que ella misma prepara, se han convertido en el sustento y una forma de luchar contra el sistema de pensiones, porque dicen que no les alcanza con lo que reciben por parte de la AFP.
Julio cuenta que es oriundo de Constitución y que llegó a Antofagasta por motivos de trabajo, pero antes fue a buscar a Zoila a su natal Perú.
El trabajo es parte de la vida de esta pareja desde que tenían alrededor de 15 años, toda la vida buscando ayudar en sus hogares. Pero la idea de hacer chocolates nació hace un año.
"Fue un día que no teníamos dinero y no sabíamos qué hacer porque la pensión que cobramos es muy poca. Se me ocurrió pedir un capital a una nieta en Perú y hacer estas cositas para salir adelante", comenta Zoila.
Julio explica que recibe mensualmente de pensión alrededor de 103 mil pesos, mientras que Zoila señala que ella también cobra más o menos lo mismo.
Es decir, según señala la pareja, entre ambas pensiones bordean los $200 mil pesos, $100 mil menos que el sueldo mínimo.
"A veces recibo 103 mil u otras 105 mil pesos, lo que se va en el arriendo, el agua, la luz y la comida. De las pensiones no nos queda nada y es por eso que recurrimos a esto. A veces nos enfermamos también y tenemos que comprar remedios. Él por ejemplo (apunta a su esposo), sufre de várices", explica Zoila.
Mientras Julio sostiene una bandeja y ofrece sus dulces artesanales a sólo mil pesos, bajo una sombrilla al costado de un pequeño arbolito en pleno paseo peatonal, Zoila dice que lo de los chocolates no es desconocido para ella. Cuando niña ya vendía este tipo de productos en un colegio.
Los fines de semana son los predilectos para salir a vender, pero en el momento de esta entrevista, la mujer señala que esta vez es distinta porque entre miércoles y viernes necesitan las ganancias para hacer algunas compras especiales por el día de la madre.
Para ello "la jornada laboral" al aire libre es sacrificada: entre las 11:00 de la mañana y las seis de la tarde, de corrido. "Para almorzar, una hija nos ayuda y para ir al baño nos turnamos", sostienen.
Pese a lo complicada de la situación y que nuevamente pone en el tapete el debate sobre la revisión y modificación del sistema de pensiones en el país, Zoila agrega que el fabricar chocolates para venderlos a la gente es algo "que nos llena de energía".
Y al mismo tiempo que dice eso, deja en claro que a pesar de tener hijos que trabajan, prefieren como pareja luchar el día ellos mismos como compañeros de vida y "no molestarlos".
"Usted sabe que los hijos hacen sus familias y a nosotros no nos gusta estar arrimados a los hijos, tienen su vida aparte y no nos gusta molestar", expresa Zoila y Julio añade: "Ellos tienen sus compromisos. Nosotros lo hacemos porque queremos, por la necesidad y acá estamos".
Pero para hacer los chocolates no se trata de un proceso fácil. De hecho, es bastante dura la tarea. Lo primero es levantarse temprano y es así como esta pareja a las cuatro de la mañana ya están en pie, ya que el proceso podría perfectamente extenderse por todo el día.
Zoila es la que hace la preparación en la cocina y Julio es su ayudante. Recién a las nueve de la mañana será el momento de embolsar los 90 caramelos que alcanzan a hacer para la jornada, luego de haber pasado por el relleno de moldes. Una hora más tarde, si todo sale bien, ya están listos para su venta.
"De los bombones traemos 20 cajitas para vender al día, todo hecho de puro cacao, ingredientes que generan un gasto, al igual que el gas de la cocina y agua", comenta la mujer.
Pero su trabajo duro también tiene su recompensa en la calle y es así como se han hecho conocidos a través de las redes sociales. En Facebook ya hay fotos de la pareja vendiendo, por lo que han ganado publicidad gracias al boca a boca, en este caso post a post.
Mientras que trabajadores de las tiendas cercanas comprometen la compra de cierto número de caramelos. "Nos ayudan bastante. Tenemos nuestra clientela", manifesta esta pareja de adultos mayores, por lo que agradecen vender prácticamente toda la mercancía diariamente.
Y dejan bien en claro que a pesar de todo, del esfuerzo de madrugar, de lo adverso que puede resultar el sistema contra la tercera edad, "siempre nos ha gustado trabajar y no depender de nadie. Nos gusta trabajar y salir adelante en la vejez, porque hemos trabajado desde los 15 años... Además, siempre dicen 'vamos a subir las pensiones de los adultos mayores', pero no las suben".
Esta historia llama a la reflexión sobre un Chile que está envejeciendo a pasos acelerados. Según cifras de la Superintendencia de Pensiones consignadas por El Mercurio, en los próximos cinco años serán 750 mil personas que cumplirán el requisito legal para jubilarse lo que llevaría a duplicar el número de pensionados por vejez, que hoy alcanza las 800 mil personas. De hecho, se estima que para el 2050 uno de cada tres chilenos será adulto mayor, de acuerdo a estadísticas del INE. Cifras que probablemente Zoila y Julio desconozcan, ya que para ellos lo más importante es continuar con su venta, lo que piensan hacer "hasta cuando Dios nos lleve, hasta el final", como dicen para cerrar esta conversación.