Contraportada

Marcelo Macellari

Claudia Cabezas fue parte de la llamada "era de oro" de las teleseries nacionales. Bajo la dirección de Vicente Sabatini tuvo destacadas participaciones en "Romané" y "Pampa ilusión". Sin embargo, tras grabar "Los Pincheira" (2004) viajó fuera del país y al volver, decidió dejar las telenovelas y solo participar en series como "Los 80" y "La cacería", concentrándose principalmente en el teatro y la docencia. De esta forma, ha desarrollado una carrera teatral tan exitosa como la televisiva, que la tiene protagonizando junto a Nicolás Zarate "Arpeggione", uno de los montajes más aclamados del 2018.

"Arpeggione" es una obra clásica de Luis Alberto Heiremans, considerado uno de los más grandes dramaturgos chilenos de mediados del siglo XX, gracias a piezas como "El tony chico" y "El abanderado".

El montaje está a cargo del director Jesús Urqueta quien decidió sacarla del olvido. La historia muestra a Rosa (Cabezas) y Lorenzo (Zárate), dos músicos que, mientras ensayan la Sonata en La Menor para Arpeggione y Piano, de Schubert -también conocida simplemente como Arpeggione, instrumento parecido al violonchelo- emprenden un diálogo artístico que también deriva en un profundo viaje interior para ambos.

"Son dos músicos, pero en la obra nunca tocan, pero parece que así fuera -explica Claudia Cabezas-. Y la música de la obra es muy atractiva para el público, es muy envolvente, tanto la pieza de Schubert como la música original de Marcello Martínez".

La actriz había trabajado con Jesús Urqueta y Nicolás Zárate en "Violeta", una visión más contemporánea sobre la cantautora, y cuenta que "a partir de eso, Matucana 100 le pidió al director una obra para la microsala. La solicitud era que fuese un autor chileno y Jesús quiso trabajar conmigo y con Nicolás. En realidad, él no buscó la obra, sino que encontró el texto en una feria libre. Fue casi una llamada del cielo que hiciéramos esta obra. Leímos el texto y nos gustó mucho. Además, funcionaba muy bien en ese espacio, porque es una obra muy íntima y sin mucha teatralidad. Por otra parte, es un hallazgo, pues nunca se había montado profesionalmente".

-¿Esperabas el éxito de la crítica que ha tenido la obra?

"Para nada. Obviamente uno siempre piensa que el trabajo que hace va a ser el mejor y le pone todo el amor del mundo, pero no esperábamos que nos fuera tan bien. Bueno, eso tiene que ver primero con la dramaturgia de Heiremans, que es atemporal. Los temas que él aborda son muy profundos y trascendentales. Es bien existencialista su dramaturgia, en todas sus obras siempre está cuestionándose temas sobre el espíritu y la trascendencia, lo cual engancha con los espectadores. También hay algo en la manera de montarla que a la gente le gusta, porque es muy cercana y les permite ser partícipes, pues me han comentado que se sienten parte de una conversación muy profunda entre dos personas".

-¿Qué te motiva o en qué te fijas a la hora de decidir actuar en determinada obra?

"Eso ha cambiado mucho con el tiempo. Antes me fijaba mucho en el texto y aunque me sigue importando, para mí es clave que en el grupo con el cual trabajo reine la armonía. Creo que con este grupo lo logramos porque "Arppegione" es una obra de todos los que trabajamos ahí. Fue un trabajo colectivo y todos aportamos. Me tiene también que hacer sentido ideológico y para mí esta obra habla de encontrarse con el otro, que es algo muy contingente, porque nos hemos vuelto muy individualistas".

-Hoy estás dedicada casi 100 por ciento al teatro, ¿por qué dejaste las teleseries?

"Hice muchas teleseries y paralelamente hice también mucho teatro. Dejar las teleseries fue una opción. Me fui de Chile buscando otras cosas, más en el plano personal, y después al volver la verdad es que no quise estar ahí. Valoro mucho el trabajo que hice y aprendí mucho haciendo televisión, pero ya no me seducen tantos las propuesta que me han hecho en teleseries y he optado por el teatro y las clases. Me gusta el ejercicio de estudiar, pensar en el teatro y la actuación. Claro que cuando me ofrecen series las hago, porque me interesa mucho el área audiovisual. Me estoy yendo por otro camino, aunque nunca me cierro a algo nuevo, pero fue una opción muy consciente. Los papeles no me han motivado y la televisión es muy absorbente. El proyecto de Vicente Sabatini me parecía súper interesante y la gente con la que trabajé ahí provenía casi toda del teatro. Los temas que tocaban esas teleseries eran muy interesantes y aprendí mucho de la actuación en televisión, que es diferente al teatro. Fue un buen periodo, pero ahora estoy en otra cosa".

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