Regresando a casa

Señor director:

Como años anteriores, cumpliendo una promesa de honor para preservar Chuquicamata, volveremos a reencontrarnos con nuestro pasado en el mineral.

Desde lejos y cerca en procesión llegaremos los hijos y amigos que vivimos y trabajamos en el mineral. Al cruzar nuestros pasos, encontraremos amigos y vecinos de toda la vida. Serán solo tres días que caminando con el sol en nuestras espaldas, el viento en nuestra cara con las piedrecillas y polvo del camino volveremos a recorrer el comercio, escuelas, teatros, plaza, iglesia, edificio sindical, etc.

Los pimientos de la plaza que se han mantenidos sedientos y solitarios esperándonos nos recibirán, jugueteando al volver a escuchar voces cantarinas y la música marcial que se interpretará en el desfile de aniversario, que están preparando las diferentes agrupaciones. Todos los días escuchamos los ensayos de la banda de exalumnos de la Escuela Industrial San José. Hoy le agradecemos, porque han sido guardianes y vigilantes del mineral y de su patrimonio.

Recuerdo que años atrás regresé en el aniversario a una entrega de medallas al campamento abandonado; finalizando el acto fui a cabalgar a los balancines rotos de los juegos infantiles de mi niñez. De repente me encontré sola, ya que todos se habían ido a otro planetas. Era de noche y no había nada que hacer en el mineral, sino solo echarme luciérnagas en mis bolsillos.

Caminé a orillas de los rieles oxidados del campamento Hundido y llegué al comercio; me senté en las escaleras frente a los roídos almacenes, de la Reina, Casa Milla y el Souvenir de mi amigo Tito Álvarez. Crucé al teatro Chilex, Estadio, el Refugio y caminé hasta las grada de la plaza frente a las escuelas a contemplar la iglesia donde fui bautizada y me enseñó el catecismo al crecer.

Como una araña que recorre los mismos hilos de su red, caminé sin prisa por las solitarias calles hasta mi casa y me encerré a recordar, escuchando los silbidos del viento, volviendo a mirar los caminos infinitos trazados por las estrellas en el espacio, juguetes de mi infancia en el mineral de que me vio nacer y hoy veo desaparecer.

Nancy Mc Donald