Redacción
Fue anunciado hace un mes en el entretiempo de un partido de Cobreloa en Calama y desde allí, la nueva escuela de rugby loína trabaja en silencio pero con avances significativos.
Una primera reunión informativa dio paso a los entrenamientos en la cancha de la Liga Exótica que en el corto plazo deben trasladarse a las canchas aledañas pertenecientes al club, por la tardanza en los trabajos de modernización del camping.
Héctor Tapia es el entrenador de esta escuela formativa que "por ahora sólo está enfocada en eso. En ir recibiendo gente, en ir entregando conceptos de rugby, entrenar y descubrir a eventuales talentos de la zona que están empezando en este deporte", según afirma.
Él, junto a un preparador físico y el presidente de la rama, Carlos Muñoz trabajan con 20 entusiastas, entre hombres y mujeres y que cada miércoles y viernes trabajan desde las 19 horas en un clima marcado por la entretención y no por la competencia.
"Obviamente, en el mediano o largo plazo todo club apunta a tener su competencia, a poder participar de torneos. En Calama ya hay dos clubes contra los que podemos jugar y Antofagasta tiene una liga bastante competitiva, en caso de que más adelante quisiéramos apuntar a un crecimiento más allá de lo formativo", indica el entrenador de la escuela loína.
Tapia especifica. "Cobreloa nos ha entregado muchas facilidades pero también nos dieron la libertad de cobrar una cuota de inscripción y finalmente, esto es como la escuela de fútbol del club. Los que vienen reciben inducción, entrenamiento, preparación y se van perfeccionando. No es necesario que tengan alguna experiencia con el deporte. Sólo necesitan ganas de participar", especifica.
Proyección
Si bien el rugby no es un deporte profesional y tal como afirma Tapia "la máxima aspiración de un jugador es poder llegar a defender a Chile jugando en Los Cóndores", esta realidad cambiará en los próximos años, eso debido a una idea que patrocina la federación nacional de este disciplina.
"Lo que se busca es implementar una franquicia en donde los jugadores de diferentes clubes de regiones que se destaquen puedan llegar a especializarse en Argentina y Uruguay e ir creciendo en este deporte", dice el experimentado técnico loíno.
No es lo único. Muchos de los jugadores de proyección pueden ser parte de las selecciones que universidades e institutos eligen para potenciar a sus respectivas selecciones, optando con ello a diferentes becas deportivas.
La idea es que "de acá a un tiempo, el rugby deje de ser una actividad por amor a la camiseta. Por lo mismo, es una oportunidad para muchos que buscan una disciplina que realmente les acomode para hacer deporte", concluye Héctor Tapia.