Cartas
Legislar para mujeres
Señor director:
En un año hemos visto cambios significativos en la inclusión de la mujer en el mundo laboral. El desafío sigue siendo gigante y urge levantar barreras a las oportunidades de trabajo remunerado que enfrentan las mujeres.
Desde el 2018 a la fecha, la participación laboral femenina sube 0,4 puntos, con 100 mil nuevos empleos ocupados por mujeres. Año a año, las mujeres estamos más dispuestas a trabajar y existen mayores posibilidades de que se fomenten mejores condiciones para el trabajo de la mujer como: el proyecto de lactancia materna, trabajo a distancia, Sala Cuna Universal que se tramitan y las gestiones para avanzar hacia una mayor incorporación de mujeres a los directorios de empresas.
Las mujeres hemos entrado con más fuerza, solo falta crear las condiciones necesarias para que el futuro sea un más prometedor, solo falta que los parlamentarios nos apoyen en estos cambios y aprueben reformas tan fundamentales como estas. Gracias a ello, miles de mujeres podrán tener sus propios ingresos, pero sobre todo sentirán y tendrán la libertad de tomar sus propias decisiones.
Renata García
Comida
Señor director:
La teoría de que algunas personas pueden desarrollar una adicción a los alimentos ha sido debatida. No hay consenso sobre una definición para describir patrones de hábitos de alimentación adictiva, aunque estos se han asociado con depresión, desregulación emocional, etc.
Entre las hipótesis de la adicción a la comida, una postula que ciertos alimentos, especialmente los altamente procesados con contenido de azúcar, sal, y/o grasa, desencadenan procesos y síntomas similares a la adicción a las drogas.
Esta dependencia se debe a que dichos alimentos activan el sistema de recompensa cerebral de manera similar a las drogas. Esto genera la liberación de neurotransmisores como la dopamina, la cual desencadena una necesidad de repetir la conducta. En la medida que el paciente aumenta el tejido graso y se hace más obeso, la regulación de hambre y saciedad no funciona, está desregulada, por lo que el cerebro envía señales y hace que la persona coma alimentos energéticos.
El tratamiento debe ser manejado por un equipo multidisciplinario y no tener a mano alimentos altamente procesados.
Carolina Navarro Klenner