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Pablo Larraín: "Valparaíso es un personaje de la película"

El director de "Ema" dice que la ciudad es única en el mundo y alucinó con la Población Márquez y Playa Ancha, entre otras, locaciones de la cinta.
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Marcelo Macellari C.

Valparaíso ocupa un lugar importante en la filmografía de Pablo Larraín. Aquí transcurren las escenas finales de su ópera prima "Fuga", algunas de las mejores secuencias de acción de la serie de HBO "Prófugos" y es una locación clave para la trama del biopic "Neruda". Sin embargo, nunca había rodado una película íntegramente en esta ciudad. Hasta el año pasado, cuando el cineasta nacional filmó "Ema", que desde el jueves está en la cartelera local.

"Valparaíso es un personaje de la película", advierte Larraín al iniciar esta conversación. Y se explaya apasionadamente sobre la ciudad: "Es muy particular, porque mezcla una cultura muy punk con algo muy culto. Es laberíntica, caótica y también abierta al mar. Todos en Chile tenemos una relación muy personal con Valparaíso, sea buena o mala. Todos la entendemos de una manera muy única, porque no hay otra ciudad así en el mundo. Es muy cinematográfica y siempre tuve ganas de rodar allá, así que fue un privilegio estar durante un mes y medio filmando y ser un porteño más durante un tiempo".

La trama de "Ema" gira en torno a la crisis matrimonial de una joven bailarina (Mariana di Girolamo) y un coreógrafo, Gastón (Gael García Bernal), cuya vida se desmorona tras un duro incidente familiar que termina con la devolución de su hijo adoptado, lo cual da pie a una búsqueda vital y sexual de su protagonista que la lleva a recorrer distintos escenarios de Valparaíso: la población Márquez, cerro Bellavista, ascensor Artillería, el paseo Baburizza, la Escuela de Derecho de la UV (utilizada como un bufete de abogados), avenida Brasil, Liceo Eduardo de la Barra, Parque Cultural de Valparaíso y la avenida Gran Bretaña de Playa Ancha, entre muchos otros.

Sobre las locaciones, Larraín relata que "cuando llegamos con el equipo, la primera idea era evitar el Valparaíso más de postal. Empezamos a evitar los troles, los ascensores, lo más turístico. Pero al final metimos todo, porque Valparaíso es todo. Es Playa Ancha, los cerros, las playas, muelles. Y la película transcurre en todos lados". Y aclara: "Nosotros no alteramos la ciudad. Está tal cual es y pusimos los personajes delante de ella. No pintamos nada, ni un muro ni edificio. Lo que pasa es que está filmada de una manera particular y es bien hipnótica, porque Valparaíso da para eso".

Un acto político

En su paso por Venecia y Toronto "Ema" no dejó a nadie indiferente y el director de "El club" reconoce que su octavo largometraje es "una película que polariza, que produce opiniones encontradas y eso siempre es interesante. Me parece que es una película disruptiva, lo cual creo está bien, porque está dentro de un cine que no es convencional. Es súper interesante lo que le pasa a algunas personas días después de haber visto la película, cómo la procesan y la reflexión que hacen".

-¿En algún minuto quisiste provocar con la película?

-No, la provocación no forma parte de mi cine. Me interesa dar un testimonio sobre asuntos de carácter social, en este caso el tema de la adopción fallida y la fractura de personas que habitan un ecosistema familiar y social, y una ciudad en este caso. Me pareció interesante abordar el tema de la adopción, porque aunque la gente no lo crea, son procesos muy complejos y difíciles.

-La película plantea la idea del cuerpo como elemento político.

-Sí, el personaje termina bailando en las calles y ese es un acto político. El cuerpo es un acto político, como testimonio humano y elemento central en una película donde los asuntos relativos a la familia son tan poderosos y relevantes.

-"Jackie", tu filme anterior, y este tienen fuertes personajes femeninos, ambos fracturados. ¿Crees que esa es una conexión?

-Son películas súper distintas y ambas son observaciones sobre personajes femeninos que me parecen fascinantes e interesantes de observar. No me parece que sean películas que traten de reivindicar nada, sino que dar testimonio de esas vidas que son fascinantes y dan pie para el cine.

-La mayor parte de tu filmografía se ha encargado de revisar capítulos de la historia de Chile. ¿Por qué decidiste con "Ema" hacer una película muy fijada en el hoy y centrada en la generación millennial?

-No tengo un plan maestro de las cosas que me gustaría hacer, más bien diría que las películas surgen espontáneamente. Trato de no repetirme y hacer la misma película de nuevo. Me pareció interesante hacer esta película ahora y dejar un testimonio de una generación en un periodo específico de nuestra historia. Es una generación muy distinta a la mía, que se mueve por motivaciones que son muy interesantes. Son personas muy sencillas, pero a la vez muy sofisticadas y con una habilidad política. Tienen una relación con los géneros que no es binaria, porque creen más en el amor que en los géneros. Es más consciente también, en términos de la ecología y el uso de los espacios públicos.