Por el derecho a vivir en paz
Señor director:
El centro de Antofagasta parece una zona de guerra. Los vidrios molidos, piedras, restos de barricadas y fogatas humeantes con que hemos despertado varios días consecutivos desde que hace tres semanas se encendiera la pradera del descontento social, no se compadecen con la riqueza minera de la zona.
Antofagasta es una de las regiones más prósperas del país... Eso en teoría, porque por eso tiene el costo de vida más alto no solo de Chile, sino de Latinoamérica, y es comparable al de Londres y Tokio. Aunque los sueldos en promedio son los segundos más altos de Chile, la vivienda, la alimentación, la educación, son de las más caras del país. La región es la tercera con mayor número de campamentos y la tasa de desempleo supera los dos dígitos.
Un caldo de cultivo que explica que el 94% de la población considere que no existe justicia en la distribución del ingreso, tal como indica el Barómetro Social de Antofagasta.
Estos datos que hablan de desigualdad flagrante explican -aunque en ningún caso justifican- la violencia que tiene a la ciudad convertida en una suerte de territorio comanche. Anoche compartí en Twitter, el video con la interpretación en quena de "El derecho de vivir en paz", que a modo de tregua tocaban dos jóvenes en el centro de una Antofagasta asolada. Una nota de esperanza en medio de un paisaje que estamos obligados a recuperar y hacer reverdecer entre todos.
Para ello, Hogar de Cristo, Fondo Esperanza y Techo nos hemos unido en una iniciativa de participación inédita: los "Círculos Territoriales", en que estamos dando voz a las poblaciones más vulnerables. Jefas de hogar, adultos mayores, jóvenes fuera del sistema escolar y/o laboral, personas con discapacidad mental, habitantes de campamentos, con ayuda de una metodología y una aplicación digital probada, ya están haciendo el diagnóstico de lo sucedido, levantando sus problemas más urgentes y entregando propuestas de solución para ellos. A fin de año, tendremos el sentir y el pensar de 60 mil personas de todo el país, el que entregaremos a las autoridades, aspirando a que los invisibles y mudos esta vez sí sean considerados y podamos avanzar en la construcción de un nuevo pacto social para Chile y Antofagasta.
Andrea Cox
jefa social territorial
Hogar de Cristo