¿Quién quiere ser Presidente (a) en 2022?

Estimado director:

¿Cuáles a su juicio son los requisitos más adecuados que un (a) chileno (a) debería cumplir para postular a ser Presidente (a) de Chile, aparte de los exigidos por la Constitución, como tener más de 35 años y derecho a sufragio?

Cuando todos los días, a dos años de la siguiente elección presidencial, el número de precandidatos a La Moneda varía, unos se suben, otros se bajan, la primera impresión que queda es que el desafío es absolutamente abordable. Al parecer los altos y bajos de los que ya vivieron o están hoy viviendo esa experiencia, una verdadera montaña rusa de situaciones, no desalienta a nadie para llegar a La Moneda.

¿Pero Chile, en particular los chilenos, se pueden dar el lujo de elegir a personas con cero experiencia en grandes administraciones para cumplir el rol de Presidente de la nación y con un currículo tan exiguo?

Los mismos chilenos deberían saber que al elegir una persona inexperimentada para el cargo de Presidente de Chile, lo más probable y lógico es que tenga un gran soporte de personas afines a sus idearios políticos "expertas" en todas las materias que implican el cargo en sí, para que se desenvuelva en su gestión gubernamental. Pero claramente van a hipotecar su sello personal transmitido con tanto fervor durante la campaña electoral que tanto lo identificó con sus electores, porque al escuchar los consejos, estrategias y formas de reaccionar de estos grupos de asesores que lo secundarán, que tras las bambalinas del poder o mejor dicho desde el segundo piso, como verdaderos "apuntadores del teatro" o como el "copiloto de los participantes de un rally", dando las pautas de cómo enfrentar cada recoveco del camino en cuanto a la conducción del gobierno, de cuando frenar, acelerar o virar, le irán borrando irremediablemente su sello de gobernar que tanto transmitió previo a la elección

Si aceptamos lo anterior y agregamos que por lo general todas las ideas, proyectos que tenga el mandatario que comienza su gestión, tengan que pasar necesariamente por la aprobación parlamentaria, con los quórums requeridos para ponerlos en práctica, la posibilidad de cometer errores graves baja ostensiblemente, salvo situaciones bien puntuales, en que sus parlamentarios privilegien banderas personales, partidistas y grupales, a pesar de que todo apuntaría en contra del interés de la gente, concluiríamos que el puesto de Presidente de Chile puede sobrellevarse, pero siempre permaneciendo muy atento a que aparezcan amenazas de "fuego amigo" y/o "fuego familiar", que pueden voltear en un tris la popularidad de un (a) gobernante. Los ejemplos pasados dan cuenta de ello.

Luis Enrique Soler Milla