Cómo se organizan las ollas comunes para llegar a cientos de vecinos
Comunidades y vecinos se unen para conseguir alimentos, cocinarlos y dar almuerzos a quienes han sufrido una de las peores caras de la pandemia que vive el mundo: la falta de comida.
Cada vez que Ghislaine Ramos prepara un almuerzo en la Primera Iglesia Metodista de Antofagasta, está cumpliendo el sueño de su hijo Luis Alvarado. Tiempo atrás, recuerda, él buscaba cómo ayudar a las personas que viven en las calles con una platita que tenía. No pudo. Luis falleció, pero Ghislaine se puso como objetivo ayudar a concretar la idea que tenía su hijo.
Hace casi tres meses, en la Iglesia Metodista salieron a buscar a quienes viven en situación de calle en los alrededores del Mercado para ofrecer comida en estos momentos tan difíciles. Ahora, varios voluntarios colaboran, preparan almuerzos y los entregan a quienes lleguen a la puerta de Uribe 865. Ghislaine es una de esas personas que colabora.
"Están llegando personas que van con sus hijos a buscar almuerzo. Se sienten felices, porque por lo menos que tengan un plato de comida calentita. Para ellos de mucha ayuda, de mucha bendición", cuenta.
Aunque en un inicio entregaban unos 50 almuerzos, ahora llevan cerca de 100. El sábado hicieron de forma especial 129 platos, a propósito del aniversario 129 de la Iglesia Metodista. Los aportes son voluntarios y se ayudan entre todos. "Hay gente que de repente llega con una bandejita de huevos, con mil pesos, 3 mil pesos… pero todo eso suma para poder entregar", dice. La Farmacia San Luis, cercana al centro, también se ha puesto con mercadería.
Los almuerzos solidarios que organizan en la Iglesia Metodista son parte de una situación que se repite en varios puntos de la ciudad y de Chile. Vecinos o instituciones se organizan para poder ayudar al prójimo en momentos complicados donde la pandemia no deja ni trabajar.
"Hay mucha necesidad", cuenta Franz Peralta, presidente de la Junta de Vecinos de Villa Chica, donde todos los días hacen comida. "Las cajas de Gobierno no han llegado a todas las poblaciones, la gente ya no halla de dónde echar mano. Más encima, nuestra población vive de la Feria de las Pulgas, es comerciante y no ha podido trabajar. Hay muchos vecinos que son maestros de la construcción, pero tampoco pueden trabajar porque está todo eso paralizado".
En Villa Chica hacen diariamente unos cien almuerzos diarios y todo con aporte de los mismos vecinos. Ayer hicieron cazuela de pollo y salieron a repartir a adultos mayores, personas en situación de calle y los pobladores más vulnerables. Cuatro vecinas apoyan para cocinar y Franz Peralta se consigue los alimentos para poder cocinar. Hay casos de covid positivo en la población, y a ellos también se les deja almuerzo.
"Tenemos un catastro. Como vecinos uno ya se conoce, tenemos una coordinadora por cada cuadra, entonces sabe lo que pasa en su pasaje. Dicen 'tal vecino le está pasando esto, tal vecino está enfermo' y nosotros vamos, le ofrecemos el almuerzo y después lo anotamos en nuestro registro", dice.
Todos ayudando
Las instituciones también se han sumado a colaborar. La municipalidad de Antofagasta, por ejemplo, ha entregado canastas de alimentos y recargas de gas a las distintas ollas comunes que hacen en las distintas comunidades.
En los almuerzos solidarios de la población Corvallis, Mac ayuda donando dinero, la amasandería "Antuquita" se pone con el pan, "El Toro Regalón" con las frutas, los negocios del barrio como Empanadas Wendy, minimercado Chile o almacén Manulicia y hasta la barra del CDA. Cada uno pone lo suyo y así, con cada granito de arena, se va juntando para cocinar a adultos mayores y vecinos. "La necesidad ha aumentado", dice Aliro Díaz, presidente de la Junta de Vecinos. En dos grupos de WhatsApp, los mismos pobladores van contando quién necesita, para ir armando el registro.
Como hay un sólo vehículo, han debido repartir hasta cerca de las 4 de la tarde. Tanto creció la cantidad de personas que requieren ayuda, que ahora incluso están dejando comida a personas que son de fuera de la población. Pese a las dificultades, el objetivo se logra, y este sábado entregaron 200 almuerzos. Y cuando ya se reparte la última colación, se vuelve a trabajar desde cero, para volver a tender una mano al vecino que necesita.