Quillagua: cómo es la pandemia en medio del desierto
Sin luz ni agua potable las 24 horas, es todo un desafío vivir esta crisis en el pequeño poblado nortino.
Javier Andrónico Cangana
Menos de 200 personas viven en Quillagua, pequeño poblado que, literalmente, está en medio del Desierto de Atacama y alejado de todo.
María Elena, la localidad más cercana, está a una hora de viaje. Tocopilla a hora y media. Para llegar a Antofagasta deben conducir por tres horas y las ciudades de la Región de Tarapacá tampoco le quedan muy cerca: Pozo Almonte a dos horas y tres para Iquique.
Así vive actualmente Quillagua. Justo en la frontera entre las regiones de Tarapacá y Antofagasta pero en un punto que ambas capitales regionales le quedan muy lejos y, a pesar de los cientos de kilómetros de distancia, los quillagüeños no se salvaron del coronavirus. Incluso una reconocida vecina de 83 años, Felisa Albornoz, falleció la semana pasada luego de contraer el virus.
"No lo esperábamos"
Según reconoce Mariel Castro, coordinadora de la agrupación de adultos mayores 'Chakayza' de dicha localidad, "no sabemos cómo llegó el virus a nuestro pueblo. Sinceramente no esperábamos que llegaría hasta aquí, un lugar en medio del desierto, teniendo en cuenta que aquí viven muchos adultos mayores", expresa.
Y es que de las 200 personas que tiene Quillagua, prácticamente 100 tienen sobre 60 años. "En el último registro que manejamos, son alrededor de 95 adultos mayores", explica Mariel vía telefónica.
Entonces, la mitad del poblado son adultos mayores, y los otros 100 habitantes son en su mayoría niños y adolescentes, ya que no hay muchos adultos debido a la escasez de trabajo.
Servicios básicos
Lavarse frecuentemente las manos con jabón ha sido una de las indicaciones más repetidas en estos meses de pandemia. Sin embargo, en Quillagua es un poco más complejo cumplirla.
Lo que ocurre es que allí no tienen agua potable durante todo el día, sino que apenas por un par de horas y algo similar ocurre con la electricidad: sólo tienen energía desde las 15:30 a 02:00 de la madrugada. Así lo explica Violeta Oxa, otra vecina del poblado de origen aymara.
"El agua es lo vital, por eso que desde el mediodía y hasta las 14:00 tenemos que llenar todos nuestros estanques, para tener agua para el día", señala Violeta, quien luego añade sobre la situación de Quillagua en este momento: "Nosotros estamos en cuarentena preventiva, por ende, estamos en nuestras casas y evitamos salir. Además, como debemos ir a comprar víveres a otras ciudades, generalmente en la región de Tarapacá, llevamos un registro de todos los quillagüeños que salen y entran al pueblo (...) No queremos más contagios y menos que sigan ocurriendo decesos", comenta Violeta.
Respecto a la red sanitaria, Quillagua tiene una posta, donde un enfermero y un paramédico se van turnando una semana cada uno y su labor, ahora en pandemia, ha sido fundamental, ya que el consultorio de María Elena es el más cercano, si no, deben bajar a Tocopilla y si es muy grave, ir directamente a Calama.
"Como comunidad seguimos muy preocupados por esta situación, pero estamos haciendo todo lo posible para que no haya más contagios y vivir nuevamente tranquilos, como siempre ha sido aquí en Quillagua", expresa doña Mariel Castro.
83 años tenía Felisa Albornoz, querida vecina fallecida en Calama por coronavirus.
javier.andronico@estrellaantofagasta.cl