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Campeón nacional de atletismo pide poder entrenar

David Balderas clama por su permiso para poder prepararse y buscar su clasificación a Tokio 2021.
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Deportes - La Estrella del Loa

Fue en 2019 cuando el fondista loíno, David Balderas (30) alcanzó el título nacional de atletismo en la prueba de los 5 mil metros planos. Una corona que debía defender este año, pero ante las suspensiones por la pandemia sigue en su poder hasta que se retomen las competencias.

Pero el reconocido deportista loíno asegura que la llegada de COVID-19 le está quitando el que pensaba sería el mejor año de su carrera deportiva. "Por los aprontes que traía desde 2019, tanto yo como quienes me conocen y asesoran sabían bien que 2020 iba a ser el año en que alcanzara mi mejor momento. Y acá estoy, tratando de sacar el día con la falta de trabajo y sin poder prepararme para el desafío que pensaba preparar en esta época, correr una maratón", dice el atleta que por ahora trabaja conduciendo un taxi y haciendo entregas a domicilio para poder completar y satisfacer su economía personal, que por estos días ha disminuido en un 60%.

Desafío

David Balderas asegura que está en la edad que siempre pensó que sería el momento para afrontar el desafío de las maratones.

"Por mis condiciones y rendimiento en las pruebas de largo aliento, muchos me decían que tenía que dedicarme a correr maratones, pero pensé que ese momento iba a llegar cuando cumpliera los 30 años y ahora estoy en esa edad. Este iba a ser el año pero algunas pruebas se suspendieron y quedé sin mis dos objetivos: batir el récord de Chile y conseguir la marca para llegar a la maratón de los Juegos Olímpicos, y ser el primer calameño en hacerlo. Y ahora que quiero prepararme, no hay permiso, porque se lo dieron solo a los preclasificados a Tokio 2021 y los demás quedamos sin poder buscar el mejor nivel para pelear esa opción", reconoce.

Por ahora, el atleta afirma que se está pensando en un nacional de maratón que podría ser en Santiago, Viña del Mar o Concepción, en donde espera viajar en mejores condiciones que el año pasado. "El alcalde se metió la mano al bolsillo para que pudiera comprar unas zapatillas para correr, especiales. Algunos amigos ayudaron con el pasaje y alojamiento en la semana en que fui a Santiago y volví con el título nacional".

Y si no se agenda esa prueba, todo apuesta por conseguir batir el récord chileno de Omar Aguilera con 2 horas, 12 minutos y fracción -que lo clasificaría inmediatamente como representante chileno a los JJ-OO- en la Maratón de Valencia, en España, en donde afirma que "llegan especialistas de todo el mundo y la idea es meterse en el grupo de keniatas o detrás de ellos porque eso te permite lograr la marca. Por eso sería ideal tener un permiso para poder entrenar, porque lo haría responsablemente, en los cerros, por ejemplo, pero sabiendo que hay un respaldo detrás. Si llego a ir a las olimpiadas, sé que se abrirán muchas puertas para los deportistas de Calama. Y si no, al menos voy a cumplir con ese desafío personal de haberlo intentado".

Formativo

Balderas además, trabaja con un grupo de proyección de 45 jóvenes de la comuna, tanto en los talleres de la corporación municipal de deportes como en un proyecto personal.

"Sé muy bien que el sueño de mucha gente de poner a Calama como la ciudad del alto rendimiento y la proyección y preparación de deportistas para el alto rendimiento daría un salto gigante si puedo clasificar a unas olimpiadas. Pero además, intento dejarle un ejemplo a los mas chicos. Hay verdadero talento en la comuna", reconoce.

Balderas comenta que "hay varios niños que tienen mucho mejor rendimiento que el que yo tenía a su edad. Le digo eso a sus papás y se ilusionan, los equipan. Al final, solo es tema de apoyo y motivación".

Pablo Caballero: "Hay una conversación pendiente, se dijeron cosas indebidas"

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Pablo Caballero reconoce que sale "lo menos posible", más cuando las cifras de contagiados y víctimas por coronavirus se dispararon en el último tiempo. "Seguimos viviendo el tema con el mismo cuidado con mi familia, tratando de salir lo menos posible y guardando la distancia que corresponde cuando me toca salir a comprar al supermercado o la verdudería, que siempre soy yo para no exponer a nadie en casa", reconoce el capitán de Cobreloa, Pablo Caballero (32), jugador uruguayo que se mantuvo en Calama durante todo el receso y ahora ya retoma los entrenamientos.

Un torneo que probablemente será bajo una apretada agenda, jugando dos veces por semana. "No siento que eso nos vaya a pasar la cuenta en la medida que haya rotación. Nos estamos preparando para eso y adoptando las medidas del protocolo que permitan alejar cualquier riesgo de contagio en el plantel", dice.

Pero esa palabra, "riesgo", por ahora no la saca de su discurso. "Cuando nos toque viajar vamos a ir todos expuestos, no sólo los futbolistas sino que cualquier pasajero y entiendo que se deberán tomar las respectivas medidas, deberá haber un plan para que por ejemplo, los jugadores viajemos todos juntos, separados de otro grupo o lo que se defina. Pero algo se deberá hacer".

El charrúa le quita importancia a las cuatro fechas que ya se jugaron en las actuales circunstancias en que se reanudará el torneo, probablemente en el mes de agosto.

"Queda demasiado torneo por jugar y si piensas en que se va a jugar miércoles-domingo-miércoles, en que probablemente haya equipos que tengan bajas por lesiones y esperando que se aprueben las medidas para tener más cambios en los partidos, todo puede pasar y el que se mantenga más fuerte va a sacar ventajas sobre el resto", dice.

Diferencias

Caballero no habla de conflicto con la directiva, ni de relaciones quebradas tras la traumática negociación por los sueldos del plantel que terminó con intervención del Sifup.

"Sin duda que hay una conversación pendiente y en algún momento se irá a dar, porque se dijeron cosas indebidas y que molestaron en su momento. Por ejemplo, eso de que el 80% del plantel estaba de acuerdo a una negociación y el otro 20% fue quien puso trabas. Nunca existió una división del plantel respecto del tema. Nosotros no vivimos en una burbuja, sabíamos que teníamos que tener un gesto con el club y buscamos lo más conveniente, no nos cerramos", expone.

Y pese a que antes del quiebre entre las partes, el plantel entregó una carta pública dando a conocer su postura, quien fue el encargado de defender la postura del grupo fue el propio capitán naranja.

Pese a ello, reconoce que "no me siento apuntado con el dedo, ni me sentí cuestionado en ese momento, porque soy el capitán, mi función es pelear por mis compañeros y poner la cara cuando corresponde, yendo siempre de frente. Eso me tiene muy tranquilo".