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Matrona de bebés críticos del hospital: "Estamos muy cansados, pero nadie va a bajar los brazos"

Sandra Zenis suma 15 años de funciones en la Unidad de Pacientes Críticos Neonatal, a donde llegan los recién nacidos prematuros y extremo prematuros. La profesional cuenta cómo les ha afectado la pandemia tanto en lo laboral como equipo y en lo personal.
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Ricardo Muñoz Espinoza

Con 24 años de ejercer como matrona y 15 de los cuales los ha dedicado a sus funciones en la atención directa en la Unidad de Pacientes Críticos (UPC) Neonatal del Hospital Regional de Antofagasta, se podría decir que Sandra Zenis ha dedicado toda una vida a esta labor.

Ella y su equipo son los encargados de atender en forma directa a los pacientes que llegan a dicha área. Pero esta UCI es especial ya que se trata de la que alberga a aquellos bebés recién nacidos prematuros o extremo prematuros (aquellos que nacieron con menos de 28 semanas de gestación) y que se mantienen graves peleando por vivir. Es por eso que la carga emocional está presente.

Este año el ambiente se ha vuelto aún más complejo por el contexto de la pandemia por el virus SARS-CoV-2, lo que ha ocasionado que esta unidad también tuviese adecuaciones.

Los cambios que trajo la pandemia

Sadra dice que "inicialmente como los otros servicios, (la pandemia) afectó emocionalmente por la incertidumbre de qué iba a pasar dentro con el contagio de los mismos funcionarios, pero creo que se pudo hacer la labor completa. De hecho, hubo mucho compromiso en la atención y cuidado de los niños".

La primera modificación fue en los turnos, pasando de 12 a 24 horas para así reducir la movilidad del equipo y con ello también las posibilidades de contagio.

La profesional señala "que eso es el mayor sacrificio que hemos hecho. Se nota el cansancio en general, y no sólo físico, sino que el emocional y psicológico. Pese a todo eso, la gente no baja los brazos, todo lo contrario"

Otra de las formas en la que la pandemia ha afectado la unidad es en las visitas, algo tan importante en los pacientes recién nacidos, ya que Sandra explica que han tenido que estar entre 60 y hasta 100 días en hospitalización por su condición crítica.

Antes de la pandemia los padres podían visitar a sus pequeños para calmar esa angustia de saber cómo evolucionaban, lo cual también se amplió a los abuelos y estaban pensando en extender este beneficio a los hermanos. Pero con la llegada del coronavirus todo quedó suspendido para evitar contagios, incluso hasta el acercamiento de los mismos progenitores. En su lugar se habilitó un teléfono.

"Tenemos teléfonos en todas las unidades, donde los padres pueden llamar inicialmente para hablar con el médico tratante en las mañanas y durante el día - dependiendo del estado crítico de sus hijos. No hay límite de llamadas y siempre es tratar de dar una información para que ellos puedan tener en lo posible la tranquilidad en esos momentos", añade.

Así, la profesional cuenta que está el caso de un bebé extremo prematuro y grave, el cual nació en plena pandemia y aún permanece internado. "La madre siempre llamaba a la medianoche y cuando se sentía el teléfono a esa hora sabíamos que era esa mamá. Ella nos decía que con esa llamada, al saber de su hijo en ese momento, ella se podía dormir".

Carga emocional

Pero el virus también le ha afectado en lo personal, a la Sandra Zenis que se saca el uniforme rojo de la matronería y que llega a la casa. El principal problema es que desde que todo comenzó no ha podido reencontrarse con su padre, quien en vive en Arica, "mi tierra" como le dice Sandra. "Eso me afecta mucho y me da pena no saber hasta cuándo ...(seguirá la pandemia)".

Su abuela vive en Antofagasta y con ella también tiene un vínculo fuerte, pero de igual forma las visitas se redujeron para el cuidado de las dos.

"A mi abuela la veo muy poco por cuidarme y cuidarla a ella. Soy una persona muy de piel, a la que le gusta abrazar a las personas y me falta ese contacto. Paradojalmente, la tecnología y las redes sociales nos han acercado un poco más. Mi abuela tiene 90 años y ya sabe manejar Whatsapp y video llamadas. Le enseñé para que me pudiera ver más seguido", recalca Sandra, como una forma de recordar que los funcionarios de la salud, pese al extenuante esfuerzo en estos días de batalla contra el virus, también son humanos.

Por la naturaleza de los recién nacidos, en esta unidad hay un sentimiento especial. Por eso, la pena les embarga como equipo cuando pierden a uno de los bebés que estaba luchando. Sandra recuerda que en esta pandemia lo más triste que le ha tocado vivir como profesional fue precisamente eso, un extremo prematuro que no lo logró.

"Siendo jefa de turno, lo más difícil fue hacer el manejo del duelo con los papás. Ella funcionaria de la salud en Calama y él carabinero. Fue muy difícil para mí, porque obviamente un hijo prematuro no está en los planes y además saber que van a perderlo... Ellos estaban viviendo la pandemia, estaban trabajando, colaborando con esto…"

Pero pese a todo, la matrona levanta la mirada y señala que el compromiso se mantiene, no importa cuánto se extienda la pandemia.

"No sabemos hasta cuándo (durará esto) ... Eestamos muy cansados y me sumo al cansancio, pero si en un rato más llega un ingreso (de paciente), lo vamos a hacer. Nadie va a bajar los brazos".

"A mi abuela la veo muy poco para cuidarme y cuidarla a ella. Soy una persona muy de piel y me falta ese contacto"

Sandra Zenis sobre uno de los aspectos en los que le ha afectado la pandemia.