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"Llegamos a intubar entre 10 y 12 pacientes al día"

La jefa de Urgencias del Hospital Regional, Charline Kass recuerda cómo fueron los meses más críticos de la pandemia. Para ella la clave para enfrentar esa adversa situación fue el gran apoyo unos a otros como parte del equipo.
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Ricardo Muñoz Espinoza

En junio-julio fueron días terribles. Si bien por su propia naturaleza de atender una alta demanda de pacientes en toda la Macrozona Norte y por lo cual el ritmo intenso es pan de cada día con o sin pandemia, en el Servicio de Urgencias del Hospital Regional los peores momentos de estos más de seis meses de contingencia Covid-19 difícilmente se olvidan.

La jefa de la unidad y quien también integra la Sociedad Chilena de Medicina de Urgencias, la doctora Charline Kass, recuerda lo complejo que se vivió cuando la pandemia mostró su peor cara.

"Mi horario era de las 8:00 de la mañana hasta las 14:48 y muchas veces me quedaba hasta las 10 de la noche tratando de hablar con el turno entrante y saliente, porque todo esto era dinámico... Todos los días teníamos que hacer gestiones de mover pacientes, porque cuando llegaba uno que teníamos que intubar debía ser inmediatamente y tenía que estar conectado a un ventilador".

Los momentos más críticos

La pandemia trajo consigo muchos cambios en cuanto a la organización y procedimientos. Si bien la preparación se inició en marzo pasado para afrontar la situación, la incertidumbre era gigante: hubo que ampliar el equipo a prácticamente el doble del personal, el cual comprende a 250 personas bajo su cargo; la Urgencia debió separarse en dos: una para atenciones respiratorias y otra para el resto de las enfermedades; también se creó la costumbre en la comunidad de que los funcionarios debían vestirse adecuadamente con todos los elementos de protección y al mismo tiempo garantizar la rapidez de la atención, algo que no fue tan fácil al principio.

A eso se sumó la creación de protocolos, entre los cuales estaba la intubación del paciente, lo que bajo su liderazgo permitió efectuar un rápido procedimiento, únicamente entre cuatro profesionales para esa tarea: el kinesiólogo, una enfermera, un TENS y el médico. Todo ello en el menor tiempo posible.

Precisamente en cuanto a la intubación se vivieron horas angustiantes, pero no así por el número de pacientes que llegaba hasta el servicio, sino que más bien por su gravedad. Ahí tanto la doctora como su equipo fueron testigos de la agresividad del virus.

Así, si normalmente la Urgencia registra alrededor de 500 atenciones diarias sin pandemia, debido al confinamiento ese número se redujo a en promedio a cerca de 200 o 150. Sin embargo, la cifra de aquellos más críticos se triplicó. "Eso significaba mucho recurso, mucha atención clínica, mucho personal alrededor de esa persona porque hay que estabilizarlo, o sino esa persona se muere. Nosotros llegamos a intubar entre 10 y 12 pacientes al día. Era una circunstancia donde todo el equipo estaba agotado porque tienes que priorizar a quién intubas primero".

Lo peor era antes de intubar el hablar con los familiares o los mismos pacientes "Era muy difícil para aquel que intubaba a un paciente, uno que no podía respirar pero estaba consciente aún, decirle, 'te voy a dormir' y tú sabes en tu cabeza que quizás no va a despertar y tu rostro va a ser el último que va a ver. Eso fue devastador..."

La importancia del equipo

Por eso cada jueves a las 9:00 la doctora Kass se reúne virtualmente con otros médicos urgenciólogos del país con el objetivo de sentirse acompañados unos a otros en medio de ese escenario terrible, un verdadero campo de batalla.

"Te dicen 'el médico se acostumbra porque esto lo ve día a día', pero eso es falso, porque el hecho de intubar de una persona, de las que muchas fueron jóvenes, era difícil".

Y eso es precisamente lo que destaca la doctora Kass, el que debajo de la mascarilla de los profesionales hay varias historias humanas y de alguna forma esta pandemia les ha permitido conocerse unos a otros. Sin ello, el llevar la lucha adelante tal vez hubiese sido aún más difícil.

Así, conocieron testimonios silenciosos que quedan entre los pasillos: funcionarios que dejaron a sus familiares por el miedo a contagiarlos y se fueron a vivir solos en departamentos pagados por ellos mismos e incluso la especialista afirma que uno de los trabajadores a su cargo dormía en la tina para evitar propagar el virus en su casa.

Por lo mismo, en su misión de líder adoptó el desafío de cohesionar al grupo, lo que a la larga fue clave, logrando además que apenas el 5% de los trabajadores de la unidad se contagiara.

Constantemente se preguntaban cómo estaban, compartían dulces como una forma de fomentar el compañerismo y que todos juntos se sintiesen parte del equipo, donde al igual que un reloj cada pieza fue necesaria para funcionar durante esas 12 horas interminables de turno en el que se dedican a salvar vidas, únicamente por vocación de ayudar al paciente.

Si alguno tenía el riesgo de colapsar, para eso se implementó atención psicológica en la unidad, lo que asegura dio muy buenos resultados.

"Eso ha funcionado maravillosamente. Porque todos vamos a colapsar. Vas a ver a alguien morir o (ver que) ya no pudiste hacer nada y te va a dar pena. No somos superhéroes, quizás sí porque salvamos vidas, pero siempre vamos a ser seres humanos..."

Actualmente, en la Unidad de Urgencias bajó la cantidad de pacientes Covid. Sin embargo, aumentaron las atenciones por otras enfermedades y causas. Los accidentes, por ejemplo, nunca se detienen y hay que recordar que son prestaciones a toda la Macrozona Norte.

A eso hay que agregar que existe en el recinto médico preocupación ante un relajo por parte de la comunidad tras el salto de Antofagasta a la Fase 2 en el Plan Paso a Paso y que eso repercuta en una vuelta al alto número de contagios y, por lo tanto, un colapso del servicio.

"Están los insumos preparados, pero no sabemos lo que viene. Debido al tiempo de cuarentena, todas las urgencias no respiratorias están en un peak muy alto: accidentes de tránsito, diabéticos, pacientes que no se controlaron en mucho tiempo, hipertensos, oncológicos… Al mismo tiempo que llegue Covid. Quizás sí en lo técnico estemos preparados, pero está el cansancio de no haber parado desde marzo."

Por eso el llamado de la doctora Charline Kass es con fuerza, casi rogando a la comunidad:

"Cuiden al funcionario de salud. No somos inmortales ni súper héroes, somos personas con vocación. La única manera de que nos puedan cuidar es que se cuiden a sí mismos".

"Cuiden al funcionario de salud. No somos inmortales ni súper héroes. La única manera de cuidarnos es que se cuiden a sí mismos".

Doctora Charline Kass, haciendo un llamado a la comunidad.

rmunoze@estrellanorte.cl