Myanmar: depuesta líder es acusada de tener radios
Aung San Suu Kyi fue detenida tras el golpe de estado militar.
Agencia AP / Leo Riquelme
Muchas personas puede que ni siquiera sepan qué es un walkie talkie. Ellos deben saber que es una especie de antecesor del teléfono celular, que a base de ondas de radio permite intercomunicarse con otro a una distancia que dependerá de la capacidad del equipo. Por haberlos importado y tenerlos de manera presuntamente ilegal, ayer la policía de Myanmar presentó su primera acusación formal en contra de la líder del país, Aung San Suu Kyi, quien fue depuesta hace unos días por un golpe de estado militar.
La acusación permite detenerla hasta el 15 de febrero, y salió a la luz dos días después de que la sometieran a arresto domiciliario. Podría ser un intento de dar un barniz legal a su detención, aunque antes los generales la mantuvieron a ella y otros apresados durante años.
Además, se ordenó a cientos de legisladores obligados a permanecer en viviendas del gobierno desde el golpe a que abandonen la capital Naipyidó en 24 horas.
Los generales anunciaron el lunes que permanecerán en el poder por un año y acusaron al gobierno de Suu Kyi de no investigar las denuncias de que hubo fraude en las elecciones recientes, y que ganó su partido por amplio margen y el partido respaldado por los militares obtuvo pocos votos.
El vocero de la Liga Nacional por la Democracia, Kyi Toe, confirmó la acusación contra Suu Kyi, que conlleva una pena máxima de tres años de prisión. Añadió que el presidente derrocado, Win Myint, fue acusado de violar la ley de gestión de desastres naturales.
Suu Kyi recibió el Premio Nobel de la Paz en 1991 y pasó años detenida en su casa mientras seguía con una campaña para llevar la democracia al país, antes de convertirse en la gobernante de facto cuando su partido ganó las elecciones en 2015.
Suu Kyi fue una crítica acérrima del ejército durante sus años de detención, pero tras pasar de icono de la democracia a política tuvo que trabajar con los generales, defendiendo incluso la represión sobre la minoría musulmana rohinya, que la comunidad internacional considerada un genocidio, lo que empañó su imagen internacional.
En Yangón, la ciudad más grande de Myanmar, decenas de personas hicieron sonar bocinas y golpearon cacerolas el martes en una protesta convocada por activistas. Partidarios del ejército también se manifestaron, congregando a unas 3.000 personas en un mítin.
El ejército señaló que uno de sus motivos para derrocar al gobierno civil liderado por Suu Kyi era que no investigó adecuadamente sus denuncias de presuntas irregularidades electorales generalizadas. La Comisión Electoral de la Unión dijo antes de la sublevación militar que en los comicios no hubo problemas significativos.