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blicado en el semanario local La Ilustración, que iba acompañada con fotografías del accidente, incluyendo los cuerpos de las víctimas.
"Minutos antes de las 5AM, se sintió en la ciudad un estampido formidable semejante al que produce el disparo de una pieza de artillería de grueso calibre (…) nadie atinaba a comprender de lo que se trataba, aún cuando muchas personas salieron a las calles en paños menores", se leía en La Ilustración.
El estallido no solo acabó con Montt, sino también con el maquinista Juan E. Cáceres, el fogonero Eulicio Ramírez y dejando herido de gravedad a Claudio Chacana, cambiador de vías que falleció días después.
La animita
El investigador y exacadémico de periodismo de la Universidad Católica del Norte (UCN) Isidro Morales, da atisbos del por qué fue Montt quien llegó a ser el más recordado tras la tragedia.
"El accidente en sí rompió la relativa calma que se vivía por esos años en Antofagasta. Recordemos que esto fue previo a la crisis aguda del salitre que inició en la década del 30. Entonces la comuna vivía con cierta quietud que vino a ser remecida de forma violenta con este accidente", cuenta Morales.
Además agrega que "para ese entonces los accidentes de estas envergaduras se originaban generalmente en la pampa, pero allá quedaban y con los despoblamientos ya nadie los recordó. Pero este accidente en la ciudad conmocionó a todos. Además el hecho de que la prensa publicase las fotos de Montt donde sale calcinado fue muy chocante, por ese motivo él fue quien quedó en la retina de los habitantes de ese tiempo".
Ad portas de su centenario, esta animita sigue siendo la más visitada de Antofagasta y también la más reconocida del norte, dado a que su existencia fue catastrada en la obra L'animita del escritor e investigador nacional, Oreste Plath en 1993.