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Así se viven las horas más duras de la invasión rusa en Ucrania

La Estrella conversó con eslavos que explicaron su visión del conflicto que tiene en alerta al mundo. De momento existen acercamientos entre las partes, pero las sanciones internacionales hacen que Putin aumente su apuesta.
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Andre Pierre Malebrán Tapia - La Estrella de Antofagasta

La semana pasada comenzó la invasión rusa en territorio ucraniano. Con el pretexto de proteger a las zonas separatistas del Donbás, que solo horas antes reconocía como independientes, Rusia avanzaba en un ataque que no ha hecho más que ir escalando de manera alarmante. EE.UU. decidió calmar aguas al principio, afirmando que militares estadounidenses no combatirán en Ucrania. El presidente Joe Biden, de hecho, respondió a las críticas por lo blandas de sus medidas, indicando que la alternativa a las sanciones económicas aplicadas hubiese sido una Tercera Guerra Mundial.

Desde Rusia se apresuran a recordarle a occidente que anteriormente la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) cometió agresiones similares contra Yugoslavia, Libia, Siria, Irak y Afganistán. Ante lo cual, expresan, no solo se trataría de ejecutar "acciones de paz" en territorio separatista pro-ruso, sino que también de poner un límite al acercamiento de la OTAN hacia sus fronteras.

En ese marco arrancamos esta semana, afortunadamente ya con avances en negociaciones de un alto al fuego, pero el escenario es muy prematuro para sacar conclusiones y tomar medidas. En el resto del mundo lo usual: mandatarios se muestran preocupados y llaman al diálogo, la agenda de los medios secuestrada por el conflicto, y por tal o cual resultado nuestros bolsillos se van a ver golpeados, otra vez. Lo llaman el precio por no vivir, todavía, la Tercera Guerra Mundial.

Nazis y nazis

El Ministerio de Exteriores ruso declaró que las negociaciones con Kiev no significarían necesariamente el fin de la intervención militar, cuyo objetivo es "desmilitarizar" y "desnazificar" Ucrania. El jefe del Kremlin en una reunión con el Consejo de Seguridad de Rusia invita a negociar a los militares ucranianos, llamándolos a sublevarse: "¡Tomen el poder en sus manos! Por lo visto con ustedes será más fácil llegar a un acuerdo que con esa banda de drogadictos y neonazis que se ha asentado en Kiev y tiene secuestrado a todo el pueblo ucraniano".

Al respecto, en el año 2014 La Estrella conversaba con miembros de la colectividad de eslavos de Antofagasta, para develar su mirada de la pugna rusa-ucraniana tras la anexión de Crimea. En la oportunidad la hoy activista rusa, Kitty Sanders, indicaba que para Moscú todo partidario de la independencia ucraniana, tanto en la prensa como en la televisión, se había convertido en un nazi.

"Todo comenzó durante la II Guerra Mundial, cuando Ucrania trató de separarse de Rusia. Uno de los líderes del departamento fue Stepan Bandera, que odiaba a los comunistas, y también estaba en contra de los nazis alemanes. Él estuvo en un campo de concentración nazi de Sachsenhausen.