Doctor Ziede y operativos médicos: "Mientras tenga fuerza voy a seguir"
El creador del programa "Sembrando Salud" repasa cómo han sido estos 25 años de la cruzada para reducir las listas de espera.
Han pasado 25 años desde que el doctor Pedro Ziede Díaz pusiera en marcha sus operativos médicos con una única misión: a través de el apoyo de especialistas clínicos contribuir a la reducción de las listas de espera en el sistema público, únicamente con el objetivo de ayudar a la gente.
El especialista recuerda que todo partió cuando se encontraba de vacaciones en el balneario Hornitos y de pronto, mientras nadaba, una ola lo arrastró hacia dentro. La corriente no lo dejaba regresar a la orilla distante a más de 100 metros y ya cuando se le acabaron las fuerzas, resignado, comenzó a hundirse. En ese momento tuvo visiones de toda su vida, su familia, algo que aparentemente le dio fuerza para con un último esfuerzo salir a la superficie y escuchar la sirena de Carabineros. Ziede había sido rescatado, pero no era el mismo: esa experiencia le marcó para siempre y desde entonces sintió que, así como él tuvo una segunda oportunidad, podía usar sus conocimientos y contactos para ayudar a otros.
Así nacieron los operativos médicos "Sembrando Salud", para llevar las atenciones médicas a comunas en donde el acceso es muy difícil y para personas que suman muchos años esperando.
¿Cómo fueron los inicios del programa Sembrando Salud?
En ese tiempo yo participaba en unos operativos que se llamaban Rotaplas, que los hacían unos médicos norteamericanos que venían a Chile a operar niños con labio leporino. Entonces pensé, si estos norteamericanos pueden venir de tan lejos, nosotros también podemos hacer algo por nuestra comunidad. Y así, en 1998, un año después de casi morir en el mar, partimos con los operativos médicos en Taltal, con recursos muy modestos, apenas unos cuantos profesionales, que viajamos en una camioneta que manejaba mi esposa (Kenya Rojas Marín). Ese operativo lo repetimos en 1999, y el 2000 entré como docente a la carrera de Medicina de Universidad de Antofagasta y esto comenzó a crecer.
Ahí se hizo de más contactos entonces…
Claro, porque al estar una universidad, podía involucrar a más personas, colegas estudiantes. El primer operativo a Taltal fuimos un grupo muy pequeño, pero estando en la universidad fuimos creciendo, fuimos creando confianzas y logramos salir de las aulas, salir de los campus. Esta semana celebramos los 25 años de los operativos, donde más de 250 alumnos de nuestra universidad han participado, junto a muchos colegas médicos, enfermeras, arsenaleras, personal de pabellón. Muchas voluntades, a quienes sólo puedo agradecer.
Pero más allá de su historia en Hornitos, ¿De dónde viene su motivación que se extiende por cuarto de siglo?
Nace del corazón. Uno ve día a día el tema de las listas de espera, que no es de este Gobierno, ni de este país solamente, en todos los países pobres que hay gente con necesidades de salud que espera mucho tiempo por una atención médica, sobre todo en especialidades, y si nosotros podemos ayudar, tenemos la obligación de hacerlo. Pero esta no es una tarea mía solamente. Si hay algo en que puedo tener mérito, es en la capacidad de convocar a la gente, pero para tener esa capacidad, hay que demostrar que uno es transparente. Hoy tenemos un problema de credibilidad tremendo, hay mucha desconfianza y lo que nos ha dado fuerza a nosotros es justamente la credibilidad que tenemos. Yo recuerdo una anécdota, hace ocho o diez años, no lo recuerdo exactamente, Minera Escondida, que ha sido un gran colaborador nuestro, nos pasó 10 millones de pesos para los operativos, y a fin de año, con todas nuestras metas cumplidas, les fui a devolver un cheque por $4 millones porque nos había sobrado plata y ellos no lo podían creer.
Es decir, yo creo que en Chile nadie nunca le ha ido a devolver plata a Escondida. Esa vez el vicepresidente agarró el cheque y lo reintegró a la UA, porque los recursos estaban girados a la UA, no a Pedro Ziede lógicamente. Es decir, no aceptó que les devolviera plata. Pero el punto es eso crea confianza, y lo que hemos logrado nosotros no es solamente atender pacientes en la parte odontológica y médica, sino que hemos logrado una imagen de transparencia. Eso es lo que permite que cuando vamos a una empresa, nos abran las puertas y el corazón.
Pero eso era distinto en los primeros años ¿se acuerda cómo fueron esos tiempos?
Muy difíciles, no teníamos nada. La sutura, las sondas nasogástricas, los circuitos de anestesia, todo había que conseguirlo, pero las clínicas han creído en nosotros y se han portado muy bien. Fíjate que nunca, en ninguna parte, nos han pedido dejar un documento, un cheque o una póliza de garantía por las cosas que nos prestan, y eso es porque hemos generado confianza. Yo creo que eso es lo más destacable y permite que logremos el compromiso de los voluntarios.
¿Son solidarios los médicos?
Muchos lo son, y tengo que dar las gracias a todos los colegas que me han ayudado, los pediatras, cardiólogos, dermatólogos, otorrinos, psiquiatras, medicina interna, cirujano adulto, cirujano niños, traumatólogos, ginecólogos, etc. Creo que prácticamente todas las especialidades médicas se han sumado a este proyecto.
¿Alguna vez le dijeron "no"?
Sí, hay colegas que uno va a la oficina y te dicen: "ya, voy a ver", o "no sé si pueda" y después no van, o van una vez y nunca más. Pero por otra parte también hay colegas que te preguntan cuándo es el próximo operativo, y eso me llena de alegría. Y quiero agradecer porque hay una nueva generación de colegas que ha llegado a Antofagasta o está saliendo de nuestra universidad que se han ido sumando al proyecto. Eso es lo que más me enorgullece.
¿En estos 25 años, cuál es el mayor logro del proyecto?
El gran mérito es haber cumplido un cuarto de siglo, nunca, nunca pensé que íbamos a estar tanto tiempo. No es fácil, hemos tenido inconvenientes, pero yo soy mono porfiado y uno estas cosas las hace por la gente, y si hay obstáculos, hay que superarlos. Uno no cuenta muchas cosas que pasan en el camino, uno posterga a su familia, su descanso, por estar con la gente. Hay que estar enamorado de este proyecto, si no, no lo puedes mantener por 25 años.
¿Por cuánto tiempo más habrá programa Sembrando Salud?
Esa es la pregunta más difícil. Mucha gente me pregunta, bueno, y quién sigue después. Mi gran tarea es ver quién pudiera enamorarse de este proyecto y seguir adelante. Yo mientras tenga fuerza, quiero seguir, voy a dar lo último de mí para esta actividad. Yo quisiera que ojalá fuera un egresado de nuestra universidad quien tome el bastón, porque esto también debe replicarse en otras ciudades.