Fin de una gran era

Señor director:

Es y fue la de la reina Isabel de Inglaterra, la matriarca de la nación, ha fallecido a los 96 años en su palacio en Balmoral. Un arco iris iluminó esa tarde en Londres, acompañando la pena y corazón roto de los ciudadanos del Reino Unido y de la Commonwealth y del mundo.

En Inglaterra, Irlanda, Gales y Escocia bajaron las astas de sus banderas en los palacios y edificios. Frente al palacio Buckingham en Londres, se reunieron cientos de personas para entregar un tributo de flores y presentar con su presencia, su pésame y dolor. Todas la conocimos por los billetes, estampillas y monedas, también por la prensa y televisión, saludando en las fiestas de Año Nuevo y en su última celebración Platinium, donde desde el balcón del palacio saludó al pueblo en su jubileo.

Por más de 70 años mostró un profundo sentido del deber y una ardua dedicación, revisando los documentos que le traían cada día. Ella empezó siendo una joven de 25 años y trabajó hasta el último día de su vida, recibiendo al exministro Boris saliendo del gabinete y dando la bienvenida a la nueva ministra Luz.

Durante su extraordinaria vida, tuve la suerte de verla pasar muy cerca desde la vereda de la calle Salvador en Santiago donde yo vivía. Nos saludó desde su auto descapotable Ford Galaxy, que regaló a Chile: iba camino a cenar a la casa de Eduardo Frei padre. Mas tarde, cuando fui a estudiar a Londres, lo primero que hicimos los chilenos becados fue ir a ver el cambio de guardia al palacio donde estaba la reina recibiendo los honores. Hoy igual que en París, América y alrededor del mundo, se le rendirán honores en la catedral de Edimburgo y en la catedral de San Pablo en Londres. Nosotros decimos ¡Descanse en paz!

Nancy Monterrey McDonald

Minuto de silencio

Señor director:

Antes del inicio del partido entre el Real Madrid y el Real Betis (la semana pasada), hubo un minuto de silencio. Fue impresionante observar el respeto del público. Ningún grito ni otro tipo de manifestación que alterara tan emotivo momento. Este detalle tan simple nos lleva a reflexionar y a darnos cuenta de que estamos a años luz de un verdadero desarrollo cultural. Considero más apropiado que en los estadios los minutos de silencio se cambien por un minuto de aplausos hacia la persona homenajeada. De esa manera los gritos y otras manifestaciones fuera de lugar, pasarían inadvertidas.

Jorge Valenzuela A.