Cartas
Independiente
Estimado director:
Un (a) candidato (a) a senador o diputado que durante la campaña electoral, se autodenominó "Candidato (a) Independiente" (en mayúscula y subrayado), debería significar que una vez elegido (a), no tendría ningún "rollo" para apoyar y rechazar propuestas de izquierda, centro o derecha, para ser consecuente con los electores que le dieron su voto por su calidad de Independiente.
¿Pero qué sucede en la realidad? Muy simple, por arte de magia, una vez elegido (a) como senador (a) o diputado (a), se saca la camiseta de "Independiente" y termina apoyando, a todo evento, al sector político partidista en que siempre estuvo, antes y durante la campaña electoral. Lo de ser "Independiente" fue simplemente el anzuelo para que picaran los incautos. Y si a lo anterior le sumamos que ingresan al parlamento, cumpliendo con paupérrimos requisitos y/o por otras circunstancias, o sea no tienen ninguna preparación para ejercer sus cargos en el Congreso, surge la gran duda ¿Cuando estas personas votan (aprueban o rechazan) algún proyecto, indicación, ley, etcétera en el Congreso, deciden ellos solos (as), pensando en sus electores que los votaron porque eran independientes y con sus exiguos conocimientos o hacen y votan lo que les indican sus batallones de asesores?
"Más claro, echarle agua de mar desalada (ahora que está de moda)".
Luis Enrique Soler Milla