ESO recurre a la ONU por el impacto de satélites en los cielos
Agrupación a la que pertenece el VLT y el próximo ELT en la región, está preocupada por la proliferación de estos objetos y cómo afectarían a la astronomía.
Como es sabido, la Región de Antofagasta es conocida como "la capital mundial de la astronomía" y como tal los proyectos astronómicos más grandes del planeta se ubican en esta zona, como es el caso del Atacama Millimeter/Submillimeter Array (ALMA), además del Very Large Telescope (VLT) y próximamente el Extremely Large Telescope (ELT) en Cerro Armazones, estos dos últimos del Observatorio Europeo Austral (ESO).
Sin embargo, esa condición de los cielos más limpios del mundo se ha visto anteriormente amenazada por la contaminación lumínica y en el último tiempo se ha presentado el problema de la rápida proliferación de satélites, como por ejemplo el bullado proyecto Starlik de Elon Musk, dueño de la empresa Space X.
Esto llevó a que ESO y distintos grupos de astronomía internacionales recurrieran a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para proponer la conformación de un grupo de expertos y de esta forma buscar el proteger los cielos oscuros y silenciosos, documento que ha sido respaldado por Chile, España, Eslovaquia, Bulgaria, República Dominicana, Perú, Sudáfrica, además de ESO, la Unión Astronómica Internacional (IAU, por sus siglas en inglés) y el Square Kilometre Array Observatory (SKAO).
Pero además, el documento agrega que la Subcomisión de Asuntos Científicos y Técnicos (STSC) de la Comisión sobre la Utilización del Espacio Ultraterrestre con Fines Pacíficos (Copuos, por sus siglas en inglés) de la ONU, realice el seguimiento del impacto que tienen los satélites en la astronomía y que también entregue las recomendaciones para la mitigación de este problema.
Efectos
¿Cuál es el impacto que ha tenido la proliferación de satélites en el desarrollo astronómico? Al respecto el director del Centro de Astronomía de la Universidad de Antofagasta (Citeva), el doctor Eduardo Unda-Sanzana, comenta que "aunque podríamos decir que en el presente la situación no es tan grave, pues no son tantas las imágenes afectadas, esto sería parecido a decir que el cambio climático no es tan grave pues aún no estamos viviendo sus efectos más severos. El error ahí es que, si esperamos a que los problemas se encuentren instalados, implementar una solución puede ser muy complicado o muy lento o de frentón imposible pues ya será muy tarde".
"En el caso de los satélites nos encontramos con que la suma de cuyos lanzamientos han sido anunciados es de casi 430.000. Esto supera por mucho la cantidad de objetos que los seres humanos hemos puesto en órbita a lo largo de 66 años de historia espacial, que en total es inferior a 10.000. Esto genera toda una serie de complicaciones pues es un fenómeno nuevo, que se está desarrollando muy rápidamente, sin dar tiempo a acomodar las regulaciones internacionales sobre la materia", comenta el astrónomo.
Unda-Sanzana detalla que "en el caso de la astronomía tal cantidad de satélites cruzando el cielo genera desafíos tecnológicos complejos, que hace poco más de tres años no fueron previstos por nadie, pues las megaconstelaciones satelitales no habían sido anunciadas aún. Incluso si en los observatorios logramos adaptar la tecnología para lidiar con el fenómeno (y ya a esto hay que plantearlo en tono de pregunta), las operaciones se harán más lentas y más caras, generando un desincentivo a la astronomía hecha desde la superficie terrestre. Chile tiene gran interés en este tipo de astronomía pues los observatorios internacionales de primer nivel que recibimos ponen en relieve la calidad de nuestros cielos, generando una línea de desarrollo con expresiones que van desde la investigación científica básica hasta la educación y el turismo".
Desde ESO afirman que si bien el problema es algo reciente, algunos efectos del tráfico especial ya están siendo notados por los científicos: "Incluso desde ubicaciones remotas, elegidas específicamente para aislar los telescopios de la contaminación lumínica no deseada, los satélites interfieren con las observaciones ópticas e infrarrojas. Estos satélites también transmiten y reciben señales de radio, lo que es especialmente preocupante para los radiotelescopios, como ALMA de alta sensibilidad, del cual ESO es socio", dice un comunicado de la organización europea.
Andrew Williams, funcionario de Relaciones Externas y representante de ESO en la Copuos, afirma que "si llegamos a una etapa en la que hay 100.000 o más satélites, independientemente de las mitigaciones que puedan hacer las empresas, estos tendrán un impacto sustancial en la astronomía. También existe el peligro de que se vea afectada nuestra capacidad para descubrir asteroides potencialmente peligrosos, así como el daño al cielo prístino que ha sido una constante de la humanidad".
Además, sostiene que con la propuesta a la ONU, "hay un efecto cascada de las discusiones en la Copuos que puede influir en los gobiernos y las empresas para que actúen. Del gran número de países de todas las regiones del mundo que expresaron su apoyo a nuestra propuesta, tenemos la esperanza de que podamos encontrar un camino a seguir en la sesión principal de la comisión", la cual se realizará en junio próximo.
En tanto, Unda-Sanzana si bien destacó la propuesta, llama a que Chile adquiera un rol protagonista y así agilizar las medidas de mitigación :"Hay que tener cuidado con poner todas nuestras esperanzas en la ONU, ya que tiene dinámicas de largo plazo que pueden ser bastante más lentas que el tiempo necesario para que los satélites ya estén desplegados en un número muy grande. Chile debe aprovechar el proceso de desarrollar estos acuerdos para generar relaciones bilaterales, tanto con las mismas empresas que lideran estos proyectos como con los países que dan licencias a los lanzamientos, exponiendo las inquietudes que tenemos y proponiendo colaboraciones que potencialmente funcionen como vías más expeditas de acuerdo para progresar en el manejo del fenómeno", señala.