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"Ñoñeitor": el robot amigo de los niños del hospital

El androide realiza diversas funciones como seguir instrucciones y patrones de voz, con el cual los pacientes pediátricos de oncología se sienten acompañados en sus tratamientos.
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Ricardo Muñoz Espinoza

Su diseño se asemeja mucho a C3PO, el clásico androide protagonista de Star Wars o también a los de la película "Yo, Robot". Pero lejos de ser el centro de una historia de ciencia ficción, este droide está inmerso en una real y de apoyo: con sus funciones es capaz de acompañar a los niños de oncología del Hospital Regional de Antofagasta.

Todo comenzó con el modelo llamado "Ñoñotron", un autómata que estuvo durante un año con los niños que están internados en este recinto clínico, pero ahora regresó con una nueva versión, más funcional y de mayor tecnología. Su nombre es "Ñoñeitor Nikolas Aita Stach", pero para los amigos simplemente "Ñoñeitor".

Inmoov

Su creador y director del proyecto es el ingeniero eléctrico Francisco Rodríguez, quien explica que "hace dos años y durante la pandemia, nos dimos cuenta que muchos niños (internados) se sentían muy solos en las noches y en una conversación de pasillo salió la idea de crear a un androide inspirado en Star Wars que los pudiera acompañar. De a poco empezaron a salir nuevas ideas, como que el androide comience a hablar, a contar chistes o enseñar inglés, lo que fue agarrando forma".

Gracias a un proyecto Corfo, Rodríguez pudo adaptar este modelo de androide conocido internacionalmente como "Inmoov" a Antofagasta.

Esto debido a que el creador internacional de la iniciativa en 2011, el escultor francés Gaël Langevin, desarrolló el prototipo en código abierto, es decir un software cuyo código de programación fue puesto a disposición de todo el mundo.

Así nació el "Inmoov", un androide de 1,80 de altura, cuyas piezas de plástico fueron confeccionadas gracias a la impresión en 3D y cuyo kit para niños se encuentra en el mercado. Este robot es capaz de reconocer sonidos, observar, hablar distintos idiomas, moverse de forma independiente y hasta abrazar. También responde a órdenes, percibe el entorno.

En el caso de los niños que son pacientes del HRA, antes de recibir sus cirugías o tratamientos, pueden simular en el autómata el procedimiento médico, lo que refuerza su confianza.

"Esos códigos abiertos los comencé a trabajar acá en Antofagasta y empecé a adaptarlos de acuerdo a las necesidades de oncopediatría y UCI pediátrica. El nuevo modelo va creciendo y la idea es que dé respuesta a algún tipo de condición de los niños, por ejemplo, el estrés intrahospitalario. Los niños pueden operar al robot y nos dimos cuenta que ha funcionado el enseñar ciertos procedimientos (médicos) para que ellos entren sin temor. A la vez nos dimos cuenta que cuando son niños con tumor cerebral, Ñoñeitor nos ha servido para estimular el cerebro, también", agrega Francisco Rodríguez.

Experiencia

Camila García es madre de Camilo, quien tiene una leucemia linfoblástica aguda, por lo que recibe quimioterapia en el HRA.

Ella comenta que "ésta es una iniciativa maravillosa, entretenida y aspira a que los niños quizás quieran seguir algo en el futuro relacionado con la medicina. A mi hijo le encantó mucho, porque ayuda mucho a los niños en su estado de ánimo porque a veces es muy bajo, por lo que yo agradezco mucho esto. Camilo venía saliendo de una quimio, pero muy entusiasmado de operar al robot".

Ese aporte es también lo que destacada la pediatra y oncóloga del HRA, Tamara Inostroza, quien afirma que "el hecho de tener un robot tan ajustado a las necesidades del niño y en relación a lo que ellos le están pidiendo y en base a sus necesidades, es algo que los lleva a un mundo mágico, de lo que ellos están sufriendo poder llevarlo a algo concreto en un juego, lo que nos permite mejorar la adherencia, la experiencia durante este tránsito que tienen del tratamiento oncológico. Por lo tanto, de todas maneras creemos que es positivo y si medimos la calidad de vida de los niños, ellos están contentos y satisfechos".