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Buscan preservar las antiguas máquinas del ferrocarril salitrero de Tocopilla y María Elena

Actualmente los últimos carros y locomotoras se encuentran en la pampa. No operan desde del aluvión del 2015 en el puerto
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Pablo Mamani Prado

Con la finalidad de preservar la historia y el patrimonio relacionado con la minería regional, es que investigadores e historiadores están llevando una cruzada para recuperar el ferrocarril de la empresa SQM que funcionó hasta el 2015 entre Tocopilla y María Elena.

Aquí el geólogo e investigador antofagastino, Patricio Espejo Leupin, junto al profesor e historiador, Damir Galaz-Mandakovic Fernández, y el sociólogo Camilo Araya, escribieron una carta pública a SQM para detener un posible desmantelamiento de estas máquinas, las cuales se encuentran en María Elena.

"Esta iniciativa partió con Patricio Espejo Leupin, que es un geólogo e investigador de Antofagasta, quien vio las máquinas de Tocopilla en María Elena, en condiciones de desarme. Siempre se pensó que estas máquinas iban a estar desarmadas, pero entre comillas una buena noticia: las máquinas todavía están, pero al parecer están marcadas para aplicar oxicorte. Entonces, en ese contexto, redactamos una carta la cual se masificó hasta que llegó a oídos de SQM. Básicamente más allá de esta sentimentalidad con las máquinas, tiene que ver con el valor histórico que tienen estas máquinas, que llegaron a Tocopilla en 1927 desde Nueva York, que instauraron un nuevo sistema técnico que es el Guggenheim, que parte el año 26 con María Elena y luego el año 31 con Pedro de Valdivia, y fue un sistema que permitió que el salitre nunca decayera en esta zona. Entonces estas máquinas sintetizan esa transformación que tuvo la industria del salitre, porque el salitre cayó en Iquique, en Pisagua, Antofagasta, Mejillones, Taltal, pero menos en Tocopilla. Entonces el sistema Guggenheim significó la electromecanización de la extracción del salitre, de la lixiviación, también del transporte y esto permitió que Tocopilla tuviera una articulación global, en el marco de la distribución de los nitratos y es ahí donde el ferrocarril juega un rol sumamente importante, además que marcó toda la biografía de una ciudad, que marcó a varias generaciones que fueron parte del modelamiento urbano", explicó Damir Galaz-Mandakovic Fernández.

Carta

Por esta razón es que en el sitio https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLSfHvDfrIOfDQNvg74zE158eetSlUTqOym_qyJHYu6lS-wzzTw/viewform?fbclid=IwAR2AJmiLyyJgwZVeTL469STij-YwP6NNWF6zL7d-fxxTdHvYRf9J4begGB4 se publicó esta carta pública a SQM, la cual todos pueden apoyar firmando electrónicamente con su cuenta de Google.

La carta se publicó esta semana y en menos de 24 horas ya tenía 300 firmas de apoyo por parte de personas que quieren que se recuperen estas máquinas que son parte de la historia minera del país.

En la misiva se entregan algunos antecedentes del porqué es importante no desmantelar este ferrocarril: "En el lugar mencionado pueden observarse dos locomotoras tipo boxcab, marca General Electric de 60 toneladas, pertenecientes al antiguo trazado electrificado del Ferrocarril de Tocopilla al Toco (FCTT), que estuvo operativo hasta 2015. Estas máquinas, números 603 y 604 (bautizadas después "Mario Beroíza" y "Viviana", respectivamente) comenzaron su funcionamiento a partir de 1927 y representan desde el punto de vista histórico lo que fue la irrupción de la minería a gran escala del salitre bajo el sistema Guggenheim, y desde el punto de vista tecnológico, la modernización del transporte por ferrocarril, mediante la electrificación del tramo de bajada hacia el puerto de Tocopilla. El trazado de dicha línea férrea, y el hecho de que estas locomotoras se mantuvieran en servicio durante más de 80 años, fue motivo de admiración en el mundo ferroviario, atrayendo la mirada y visitas de técnicos y entusiastas del ferrocarril de todo el mundo. De igual modo, estas máquinas representan otra dimensión de valor patrimonial: su presencia en la memoria colectiva de la población tocopillana. La circulación de los trenes salitreros, en especial liderados por estas viejas y nobles maquinarias, se convirtió en parte del paisaje, de la geografía y de la producción de imaginarios que reseñan la importancia de aquel ferrocarril en la sociología tocopillana, pasando a ser elementos característicos de la identidad del puerto. Las dos locomotoras depositadas en María Elena serían, según las informaciones disponibles, son las únicas sobrevivientes de este tipo, por lo cual su desaparición sería una pérdida inestimable para el patrimonio industrial, tanto local como universal".

A su vez, se menciona que también hay dos máquinas eléctricas Nippon Yusoki de 41,4 toneladas, fabricadas en 1975 y que serían las últimas de su tipo. También se encuentran dos locomotoras diesel General Electric (números 13 y 15), que fueron parte del segundo grupo de máquinas a petróleo que llegaron a la pampa a fines de 1950.

En el lugar hay un grupo de carros de carga utilizados para el transporte del caliche, marca Ajax Consolidated Company, fabricados en Chicago en la década de 1950.

"Considerando los atributos patrimoniales que poseen las locomotoras y carros que hemos mencionado, quienes firman esta carta estamos verdaderamente convencidos/as que su preservación no solo es de gran importancia sino urgente para la memoria minera, social y tecnológica de la región y para las futuras generaciones. En ese contexto, rogamos encarecidamente detener su desmantelamiento, posponiendo los planes que puedan existir al respecto. Asegurada ya su sobrevivencia, podrían plantearse diversas alternativas para su preservación, sumando actores y esfuerzos para convertirlos en símbolos y en contenidos históricos de la larga trayectoria ferroviaria de la pampa salitrera y el puerto tocopillano", mencionan los organizadores de esta iniciativa en la carta dirigida a SQM.