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Hallan evidencia de planetas que compartirían la misma órbita

Equipo de científicos utilizó el observatorio ALMA -ubicado en la Región de Antofagasta- para detectar a casi 400 años luz, la que sería la prueba más sólida a la fecha de exoplanetas que serían "hermanos".
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Ricardo Muñoz E./Redacción

En teoría se cree que dos planetas podrían compartir la misma órbita, por más curioso que esto pareciese. Sin embargo, la evidencia científica de ello es bastante escasa y por lo tanto, sólo permanecía en una predicción… Eso al menos hasta ahora en el que un nuevo estudio halló lo que, de confirmarse, sería la prueba más sólida de este fenómeno.

Esta investigación está a cargo de un equipo internacional de astrónomos del Observatorio Europeo Austral (ESO), el cual utilizó el radiotelescopio Atacama Millimeter/Submillimeter Array (ALMA) -ubicado a más de cinco mil metros sobre el nivel del mar, en el Llano de Chajnantor y en la Región de Antofagasta- para apuntar hacia la estrella PDS 70, ubicada a 370 años luz de la Tierra, en la Constelación de Centauro. Ahí orbitan a este sol dos planetas gigantes similares a Júpiter, llamados PDS 70b y PDS 70c.

Pues, precisamente en la órbita de PDS 70b el equipo de investigadores detectó la presencia de una nube de escombros que, se cree, podrían ser los componentes básicos para la creación de un nuevo exoplaneta (planeta fuera del Sistema Solar), o bien los restos de un mundo que ya está formado.

Por lo tanto, de comprobarse con más estudios, ésta podría ser la verificación de más certera de un exoplaneta que tiene un "hermano de órbita", mundos que compartirían la duración del año y hasta las condiciones de habitabilidad.

Troyanos

Y es que las observaciones sugieren que en esa nube existiría algún tipo de objeto "troyano". En astronomía se utiliza dicho concepto para referirse a cuerpos rocosos que comparten órbitas con planetas.

En nuestro Sistema Solar son comunes este tipo de astros, como es el caso de los más de 12 mil asteroides troyanos que se han descubierto en Júpiter y que tienen la misma trayectoria alrededor del Sol que el gigante gaseoso.

Se les llama "troyanos" porque cuando fueron descubiertos en la órbita de Júpiter, fueron bautizados con nombres de los héroes de la Guerra de Troya.

"Hace dos décadas, se predijo en teoría que parejas de planetas de masa similar podrían compartir la misma órbita alrededor de su estrella: los llamados planetas troyanos o coorbitales. Por primera vez, hemos encontrado evidencia a favor de esa idea", sostiene Olga Balsalobre-Ruza, estudiante del Centro de Astrobiología de Madrid, España, quien dirigió el artículo publicado en la revista científica Astronomy & Astrophysics.

Es por esa rareza que a los objetos "exotroyanos" (troyanos fuera del Sistema Solar) se les considera como "el unicornio de la astronomía": "La teoría les permite existir, pero nadie los ha detectado nunca", dice el coautor Jorge Lillo-Box, investigador principal del Centro de Astrobiología.

Los troyanos ocupan las llamadas zonas de Lagrange, dos regiones extendidas en la órbita de un planeta donde la atracción gravitacional combinada de la estrella y ese planeta puede atrapar material.

Al estudiar estas dos regiones de la órbita de PDS 70b, el equipo científico detectó una débil señal procedente de una de ellas, lo que indica que allí podría residir una nube de escombros con una masa de hasta aproximadamente dos veces la de nuestra Luna, afirman en el sitio de ALMA.

Investigación

"¿Quién podría imaginar dos mundos que compartan la duración del año y las condiciones de habitabilidad? Nuestro trabajo es la primera prueba de que este tipo de mundo podría existir", agrega Balsalobre-Ruza y añade que "podemos imaginar que un planeta puede compartir su órbita con miles de asteroides, como en el caso de Júpiter, pero me resulta alucinante que los planetas puedan compartir la misma órbita".

"Nuestra investigación es un primer paso para buscar planetas coorbitales muy temprano en su formación", dice la coautora Nuria Huélamo, investigadora principal del Centro de Astrobiología.

"Abre nuevas preguntas sobre la formación de troyanos, cómo evolucionan y qué tan frecuentes son en diferentes sistemas planetarios", agrega Itziar De Gregorio-Monsalvo, directora de la Oficina de Ciencias de ESO en Chile, quien también contribuyó a esta investigación.

Para confirmar completamente su detección, el equipo tendrá que esperar hasta después de 2026, cuando utilicen ALMA para ver si tanto PDS 70b como su nube hermana de escombros se mueven juntos de manera significativa a lo largo de su órbita alrededor de la estrella. "Esto sería un gran avance en el campo de los exoplanetas", dice Balsalobre-Ruza.

"El futuro de este tema es muy emocionante y esperamos con interés las capacidades ampliadas de ALMA, previstas para 2030, que mejorarán drásticamente la capacidad del conjunto de antenas para caracterizar troyanos en muchas otras estrellas", concluye De Gregorio-Monsalvo.