¿Arrepentidos?

Estimado director:

Una de las grandes promesas electorales del presidente Boric fue nunca más el nepotismo, amiguismo, cuoteo político, pago de favores, "pitutismo", etc. para designar personas en cargos gubernamentales.

Recordar que durante la campaña electoral del presidente Boric, se sumaron varios connotados académicos e investigadores de gran prestigio, para apoyar el proyecto de gobierno del candidato Boric, y además demostradamente expertos en materias que hoy corroen la aprobación del gobierno.

¿Pero qué pasó con ellos, dónde están? Justo en el momento en que fueron invitados a pasar a la siguiente etapa, es decir para asumir cargos de importancia en el gobierno, digamos ministerios, agradecieron la deferencia, pero optaron por continuar en sus labores académicas y las investigaciones, desistiendo el entrar de lleno en la cancha política partidista.

Claramente todos ellos, de haber estado en puestos claves del gobierno y dado el complicado escenario político que tiene La Moneda, no estarían del todo cómodos con temas como "Los manotazos a la caja fiscal", robos de caja fuerte, compra de lencería, entre otras.

¿Y cuáles serán hoy sus opiniones, considerando sus desistimientos de asumir cargos y lo que ocurre en general en el país? ¿Arrepentidos o se salvaron "jabonados"?

Luis Enrique Soler Milla

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Costos y convicciones

Señor director:

"Este es un gobierno de mierda, pero es mi gobierno". Si bien la cuña corresponde a un obrero en la época de la Unidad Popular, fue traída al presente por el exministro e histórico militante socialista, Osvaldo Andrade.

Esta frase, sin duda, sintetiza a la perfección lo que es el alma y sello distintivo de la izquierda. Porque tienen plena conciencia de lo que están haciendo, que son un desastre, que están llevando al país por un muy mal camino, pero siempre morirán con las botas puestas, leales a su líder e ideas.

¿El problema? Es que el costo de un muy mal gobierno, como el que estamos viviendo, lo pagamos, sufrimos y padecemos los chilenos.

Se reconocen las convicciones, que por cierto la oposición nunca tendrá, pero se valora mucho más la sensatez y el cada vez más escaso sentido común.

Rodrigo Durán Guzmán