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Estudian alta concentración de arsénico en aguas del Altiplano

Científica antofagastina del Instituto Milenio de Riesgo Volcánico es parte de investigación internacional en tres países.
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Ricardo Muñoz E./Redacción

Científicos se encuentran estudiando altas concentraciones de arsénico en las aguas del altiplano, a más de 3.800 metros sobre el nivel del mar en el noroeste de Chile, suroeste de Perú, noroeste de Argentina y sureste de Bolivia, lo que se debería a causas naturales.

En la zona de América del Sur el Altiplano - Puna corresponde al área morfológica con mayor elevación de Sudamérica y la segunda en el mundo después del Tíbet. Además, su corteza se encuentra engrosada, alcanzando en algunos sectores más de 70 kilómetros, lo cual sumado a la presencia de volcanes, estructuras geológicas y fuentes termales, podrían ocasionar la concentración de arsénico.

Esto causa preocupación en los investigadores, debido a que por el tamaño del área en donde se registra el fenómeno podría afectar a cerca de tres millones de habitantes de estos países sudamericanos.

Parte del equipo científico que estudia estos altos niveles de arsénico es la investigadora del Instituto Milenio de Riesgo Volcánico Ckelar Volcanes de la Universidad Católica del Norte (UCN) y también directora del Doctorado en Ciencias de Mención Geología de esa misma casa de estudios, la doctora antofagastina Joseline Tapia.

La experta integra el grupo de investigadores junto a científicos de Bolivia y Argentina, el cual es financiado por la Unesco e indaga el origen del arsénico, su geoquímica, movilidad y distribución en el ambiente, y asimismo, los efectos en las comunidades locales y la biodiversidad emplazada en el Altiplano-Puna, según informa el Instituto Milenio Ckelar Volcanes.

Origen

En esta zona extrema -explican los científicos en su estudio publicado en la revista internacional de geociencias Episodes- las aguas del Altiplano-Puna son de régimen endorreico, lo cual significa que no están conectadas con el océano, sino que más bien convergen en grandes lagos y salares.

Por la actividad volcánica de la zona que naturalmente es rica en arsénico, todas las aguas contienen altas concentraciones de este elemento, llegando a más de 10 mil µg/L (microgramo por litro). Hay que recordar que de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS) el límite permitido para que este tipo de líquido sea bebido es de 10 µg/L y por lo tanto, la población sudamericana en la zona altiplánica podría estar expuesta a un consumo riesgoso.

Una de las teorías que podrían explicar este fenómeno se basa en si los contenidos de arsénico en los volcanes del norte estaría asociado al clima hiperárido. Y es que la presencia de agua es capaz de diluir las concentraciones de arsénico, pero en zonas áridas tenderían a hiperconcentrar este elemento.

Adaptación

"En esta zona altiplánica existe gran escasez de recursos hídricos y la mayoría de las comunidades que habitan en la zona consumen aguas sin tratamiento. Estas aguas superan altamente la concentración de arsénico recomendado por la OMS", dice la doctora Joseline Tapia. Todo esto es potenciado en Chile por la actividad minera de la zona.

La experta agrega que a través de muestras de orina y sangre se ha identificado que comunidades originarias de la puna argentina y del altiplano boliviano, tienen concentraciones de arsénico que podrían considerarse tóxicas, pero desarrollaron el "gen ASM3T".

Esto les permite deshacerse del arsénico de forma más efectiva que una persona que no está acostumbrada, o que nunca ha vivido en estas condiciones.

"Esto es una adaptación que tienen algunas comunidades del Altiplano-Puna, pero para alguien que no está adaptado, este consumo crónico de arsénico en el agua potable podría ser perjudicial para la salud. Algo muy similar a lo que sucedió en Antofagasta a partir de los años 50. Los antofagastinos desde 1958 hasta 1970 consumieron arsénico disuelto, provocando altos índices de cáncer en la población, incluso 40 años después de la exposición", asegura la experta de la UCN.

En el estudio, se identificó también a la población más afectada por la exposición al arsénico, concentrada mayoritariamente en el altiplano de Bolivia, en las comunidades de la Nación Uru Chipaya (Aypari, Wistruyani, Aransaya y Manansaya).

Estas comunidades tienen agua potable con concentraciones de arsénico que están por encima de los límites para el consumo humano. La población que vive en las comunidades Uru Chipaya, asegura la investigación, estuvo expuesta al arsénico a través del agua que consume durante siglos.