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Bernardo O'Higgins al trasluz

El 20 de agosto se celebró un nuevo aniversario del natalicio del prócer. Han pasado los años y su controvertida figura aún es objeto de debate.
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Juan Guillermo Prado - La Estrella

Nos acercamos al cincuentenario del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 y desde esa fecha estamos divididos. No será fácil la reconciliación, si después de dos siglos aún estamos divididos entre o'higginistas y carrerinos. Curiosamente, después de la cruenta Revolución de 1891, que derrocó a José Manuel Balmaceda, su sucesor Jorge Montt dispuso cinco amnistías y los ánimos se aquietaron.

Sobre O'Higgins se ha dicho de todo. El historiador Francisco Antonio Encina lo describió como "el mandatario más impopular entre los que han desfilado por el gobierno de Chile" y Miguel Luis Amunátegui escribió el libro "La dictadura de O'Higgins".

Para analizar qué hay de cierto en estos juicios entrevistamos al abogado y académico Marcelo Elissalde, consejero nacional del Instituto O'Higginiano de Chile, institución fundada en 1953, con filiales en Chile y el extranjero.

-¿Fue el libertador Bernardo O'Higgins un dictador?

-En cierta medida, me explico, si bien es cierto O'Higgins era un hombre ilustrado en lo cultural y político, por haber absorbido toda la doctrina liberal, especialmente en su estadía en Inglaterra, era por ello un republicano convencido. Sin embargo, la realidad nacional del momento, cuando asume como Director Supremo, después de Chacabuco en 1817, el país aún no tenía unidad territorial, había división entre ciudadanos, incluso ciudades, caudillismos y, peor aún, los realistas derrotados en Maipú se habían retirado solo de la capital y Chile central, pero aún eran fuertes en Talcahuano, Valdivia y Chiloé. Eso llevó a don Bernardo a ejercer un poder si no dictatorial, pero sí fuerte y centralizado. Hay historiadores que, al contrario de Amunátegui, opinan que no tenía otra opción y debía ejercer la autoridad. Al respecto, la viajera inglesa María Graham, que entrevistó a O'Higgins en 1818, escribió, en su "Diario de mi residencia en Chile" lo siguiente: "Podía haberse hecho el señor más absoluto si hubiera tenido un rastro de ambición. Es curioso que un soldado afortunado como O'Higgins tenga la sensatez de ver el peligro del poder absoluto y el buen sentido de evitarlo".

-¿Abdicó por su propia voluntad o presionado por sus opositores?

-Su abdicación se debió a ambas situaciones. Don Bernardo tenía adversarios internos, especialmente en la aristocracia, ya que había adoptado medidas que a esta le molestaban, como eliminar los mayorazgos, los títulos de nobleza, se les aplicó altos impuestos para financiar la Escuadra Libertadora al Perú, entre otras. A eso se sumó el caudillismo de Ramón Freire, su excamarada de lucha, que levantó Concepción y a ello se plegó Coquimbo; a su vez, la Guarnición de Santiago estaba con O'Higgins, de manera que la guerra civil, o al menos el enfrentamiento fratricida y el baño de sangre, era inevitable. Él no quería eso para la naciente República y lo motivó a abdicar, para radicarse hasta su muerte en Lima, el año 1842.

-¿Católico o masón?

-Es un interesante tema porque la Orden Masónica estima que fue uno de ellos. Sin embargo, el insigne historiador Jaime Eyzaguirre asegura que la Logia Lautarina, a la cual adscribió O'Higgins, fue una institución de carácter patriótica y no masónica y que, por tener a la monarquía encima, había normas de sigilo y secreto parecida a las logias masónicas y además había libertadores que sí eran masones, como Francisco de Miranda, San Martín, Bolívar entre otros. Eso lleva a confusión. Sin embargo, don Bernardo tuvo desde niño una formación católica, ordenada por su padre que también lo era; así se educó en Chillán en el colegio de los frailes franciscanos. Más tarde su padre, ya Virrey del Perú, lo traslada a Lima al mejor colegio católico de la capital, el Convictorio Carolino. Prosigue sus estudios en un colegio católico de Richmond, Londres, dirigido por mister Eels, para terminar la educación del adolescente. De manera que la formación católica que recibió el prócer lo marcó toda su vida; tan es así que cuando expiró en Lima pidió ser sepultado con su túnica franciscana que conservaba desde su lejana Chillán, diciendo: "Esta es la mortaja que me envía mi buen Dios".

En su natal Chillán el 20 de agosto fue día feriado y, como es tradicional, con desfile civil y militar con la presencia de autoridades nacionales y locales, en el Parque Monumental Bernardo O'Higgins y en la Plaza Isabel Riquelme de Chillán Viejo.