Muere el doctor Rendic
El "médico de los pobres" fallece en febrero a los 96 años.
Estaba despuntando el alba del 13 de febrero cuando Antonio Rendic Ivanovic, el querido médico que fuese Caballero del Ancla, escritor y miembro del Cuerpo de Bomberos de Antofagasta, cerrara sus ojos para siempre. Aunque no nació en esta tierra (venía de la isla de San Juan de Brac, en Croacia), a los dos años se vino a Antofagasta para no dejarla nunca más.
Don Antonio fue, como lo reconocieron en vida, un hombre bueno. Solía atender gratuitamente a los antofagastinos que no tenían recursos para pagar un médico. Muchas veces, afuera de su casa en calle Latorre con Maipú lo esperaban filas de personas que necesitaban de su ayuda. Él a veces incluso les pasaba plata para los remedios. En su faceta de escritor, publicó 55 libros y escribió el himno de Antofagasta. Cada semana, también escribía artículos para "El Mercurio" de Antofagasta.
"Tengo la clara impresión que él fue un enviado de Dios, por su impecable accionar y dones especiales. Por ello su alejamiento nos sume en un gran dolor", opina Yerko Klaric, un comerciante antofagastino que conoció de cerca su vida y obra.
La ciudad entera salió a despedir a uno de los antofagastinos más ilustres de su historia y homenajearlo (Al poco tiempo, de hecho, la calle Cautín pasó a llevar su nombre). Solemnemente, el féretro fue trasladado por el alcalde de Antofagasta, Pedro Araya, y el intendente regional, Blas Espinoza.
Tras la misa en la Catedral, los restos del doctor fueron subidos a un carrobomba, y así llegó hasta el mismo Cementerio General de Antofagasta.
En la despedida final, Ketty Farandato leyó "No me iré del todo", uno de los escritos que dejó en vida con el seudónimo de Ivo Serge. Su último párrafo: "Cuando me vaya, no me iré del todo; estaré junto a mis semejantes atento siempre a sus dolores e inquietudes y dispuesto a servirlos y a consolarlos. Y sufriré con los que sufren y lloraré con los que lloran".