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Sepa cómo distinguir a un jefe "exigente" de uno "maltratador"

Jefes gritones como el editor de Peter Parker, de Spiderman, están en retirada. Hoy predominan los liderazgos horizontales, que realizan exigencias con un sentido claro.
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Jonás Romero Sánchez

¿Recuerda las escenas de la película, los dibujos animados o los comics, en que el fotógrafo Peter Parker va a ofrecer su trabajo al editor del Daily Bugle y éste le responde, gritando, que quiere imágenes más y más espectaculares de Spider Man? Bueno, si no es fanático de las películas o las historietas, puede que aún así se haya hecho la siguiente pregunta: ¿es mi jefe una persona exigente o derechamente un explotador?

La sicóloga laboral y profesora de la Escuela de Administración de la Universidad Católica, Nuria Pedrals, hace un análisis que no caería nada bien a J. Jonah Jameson, el editor del superheroe arácnido: "Lo que diferencia a un buen de un mal jefe, es su capacidad de liderazgo y acompañamiento con sus trabajadores".

"Actualmente, la tendencia va hacia generar relaciones horizontales: si mi jefe me abandona a las cuatro de la tarde, no se preocupa de cómo va el proyecto o el trabajo y después sólo me exige resultados, evidentemente va a generar conflictos", dice la experta.

Para Pedrals, otro aspecto clave para diferenciar entre jefe y jefe, es el tipo de exigencia que formula.

"Existe un tipo de 'exigencia positiva', que es cuando te esfuerzas mucho en tu área favorita o de expertise. Por ejemplo, en el caso de los periodistas, es distinto cuando llegas hasta las cuatro de la madrugada escribiendo un reportaje de tu tema favorito, que cuando te hacen escribir sobre otra cosa. En el primer caso existe una satisfacción importante. La sensación de autoeficacia es maravillosa", recalca.

Otra variable de la ecuación es que hoy los jóvenes no responden a las exigencias como en generaciones anteriores.

Efecto "millennials"

Para Nuria Pedrals, la irrupción de los "millenials" (anglicismo para referirse a los jóvenes nacidos entre 1981 y 1995) ha influido fuertemente en las prácticas laborales.

"Por lo general, ellos desdeñan los trabajos que impliquen un sacrificio muy grande de sus vidas personales, y también de los jefes que les exigen de mala manera, que no los acompañan", dice.

Es por ello que muchas empresas se están replanteando sus exigencias. "Los jefes de ahora están viéndose exigidos por la nueva generación", recalca Pedrals.

El abogado Arturo Fermandois contaba la siguiente anécdota a revista Capital. Al entrevistar a un joven postulante a su estudio, le preguntó: "¿Cuánto te gusta el derecho?".

No tanto como a ti", fue la respuesta que recibió.

La presión

Martha Alles, escritora sobre Recursos Humanos, define la "tolerancia a la presión" como la habilidad para "seguir actuando con eficacia en situaciones de presión de tiempo".

Pero destaca que "es un error pedir dicha competencia para todos los cargos, porque no en todos esto es necesario".

Tres consejos si usted es el jefe y quiere mejorar


La imagen de mentor y la cercanía pueden ser una buena herramienta

Actualmente, las librerías están colmadas de textos que ayudan a entender las jefaturas como "liderazgos". Para Nuria Pedrals, la tendencia mundial es clara: hace rato que, lo que la lleva, son los liderazgos. "A los jefes que le tienes lealtad son los que te apañan en el éxito y también en el fracaso. Los jóvenes de hoy necesitan guía, les gustan los jefes mentores. Aquellos que están cerca tuyo y que te orientan", dice.

"Existe un tipo de exigencia positiva, que es cuando te esfuerzas mucho en tu área favorita".

Nuria Pedrals , sicóloga UC."


Priorice las instrucciones a sus trabajadores

A veces, la gente se siente presionada porque piensan que les piden abarcar mucho, cuando en realidad lo que tienen que hacer es priorizar. Recalcar este punto puede ser útil.


Exigencia con sentido: la mejor forma de motivarse en el trabajo

Para los especialistas, existe un sentimiento de autosatisfacción asociado a las exigencias bien orientadas. "A la gente le encanta sentirse exigida, en la medida de que se haya preparado para eso. De lo contrario, genera frustración", dice el académico de la escuela de Psicología de la Universidad del Pacífico, Felipe Vergara. Potenciar entonces las exigencias con sentido, puede ser, por tanto, una buena herramienta para aumentar la productividad.