Al menos 20 mil personas sufren de la guatita
Un extraño virus ataca Antofagasta y gran parte de la ciudad pasa encerrada en el baño. El ISP se lanza a buscar responsables del bicho que llena los hospitales.
De la nada, a mediados de marzo, el Hospital Regional se inunda de gente con vómitos, malestares estomacales y, sobre todo, diarrea. En una semana van 200 enfermos pero nadie sabe qué cosa es la que está enfermando a la gente. La seremi de Salud anuncia una investigación.
A los pocos días, los enfermos suben y muchos antofagastinos pasan gran parte de sus días en el baño. Alguien culpa a los contenedores de basura, que por entonces están repletos de mugre y que podrían constituirse en el foco de enfermedad que tanto buscan.
El Instituto de Salud Pública, mientras tanto, llama a la tranquilidad ante el ataque intestinal de miles. "Antofagasta no esta sola en esta emergencia", dice Ximena Muñoz, epidemióloga del Minsal, pero el brote llega a Taltal (26 de marzo) y ya toda la región está enferma de algo que a fines de ese mes se identificó -por fin- como norovirus. Antofagasta está a punto de llegar a una emergencia sanitaria, porque en abril aparecen casos de tifus y salmonella.
Finalmente, el 9 de abril se sabe la verdad: la culpa era del riego de frutas y verduras con agua servida. Habían bajado la cloración (estaba en 0.4 por millón cuando la norma especifica que sea 0.6) y quedó la escoba. La empresa se defendió, diciendo que su proveedor de hipoclorito de sodio había sufrido los efectos del terremoto, causando la escasez del producto.
Y con respecto a los contenedores de basura, los otros responsables indirectos del problema sanitario, el 12 de abril son retirados, uno por uno, los 1.129 receptáculos que estaban inmundos con mugre. Tanto así, que la misma autoridad los declaró como foco insalubre. Cuando los fueron a sacar, 108 de los contenedores habían desaparecido, debido a que los habían quemado, destruido o derechamente se los habían robado.