Aptos, no ineptos
Estimado director:
Uno de los problemas que siempre sale al tapete es la designación y la elección de autoridades políticas, que no tienen ningún atributo profesional, ni menos experiencia en cargos de alta complejidad e importancia para el país, siendo su único peso específico el tener afinidad partidista o el cumplimiento de alguna promesa de campaña por parte de las autoridades de turno, a las cuales les deberán pleitesía hasta la muerte. Claro está que si este "apitutado" comete algún error porque le quedó grande el trabajo, sin demora se le cambia, y en una de esas se le juzga, pero los chilenos afectados por sus nefastas decisiones... bien gracias.
Pero la culpa no es del "apitutado" sino del que lo designa o de los que los eligen en las elecciones. Paremos de una vez la cadena de errores, los candidatos para ser designados y elegidos deben ser rigurosamente evaluados en su perfil profesional y sicológico, para certificar debidamente su absoluta idoneidad para ejercer su eventual puesto de trabajo. Y lo más importante, las promesas que ofrezcan que las hagan por escrito y respaldadas con su patrimonio personal ante notario.
A nadie le molestaría que se nombren "apitutados", pero que sean aptos para el puesto y no ineptos, que terminan siendo apuntalados por un batallón de asesores para que hagan su pega y debidamente financiados por todos los chilenos.
Luis Enrique Soler Milla