Tres preguntas
Estimado director:
Por su intermedio tres preguntas...
¿Chile se puede dar el lujo de elegir personas con cero experiencias en grandes administraciones, como lo sería ser presidente de la nación o la presencia a su lado de un gran soporte de personas expertas en todas las materias que implican el cargo en sí, sería la solución para que se desenvuelva en su gestión gubernamental, pero claramente hipotecando su sello personal, transmitido durante la campaña electoral, porque al estar obligado a escuchar los consejos, estrategias y formas de reaccionar de estos grupos variopinto de asesores, que tras las bambalinas de La Moneda, como verdaderos "apuntadores del teatro" o como el "copiloto de los participantes de un rally", le irán indicando el cómo enfrentar cada obstáculo del camino para ejercer en plenitud la conducción del gobierno, Chile se puede dar ese lujo?
¿Por qué razón, los políticos nunca se han visto en lo más mínimo interesados en que los electores tengan la oportunidad de aprender y aplicar mediante cursos, seminarios, talleres, charlas, cabildos, semanas distritales, etc., gratis, métodos simples y directos, que incluyan herramientas matemáticas básicas, terminología, definiciones y conceptos habitualmente usados por los mismos políticos, y así para cada elección, sus electores puedan analizar detalladamente a cada candidato, compararlos entre sí, y luego en pleno conocimiento decidan a qué candidato les darán sus votos, y no como hoy con cero análisis previo, por qué razón o no les ha interesado nunca que sus electores aprendan a analizarlos en detalle, que dejen de ser fácilmente influenciables y se transformen en expertos electorales o definitivamente la consigna que siempre han abrazado los políticos ha sido "Mientras menos sepan y nos conozcan los electores, tanto mejor"?
¿Por qué no se le exige a cada candidata(o) en Chile, en especial a los que postulan a ser Presidente de Chile, una boleta de garantía a favor de los electores, con la que deberían respaldar sobradamente el valor monetario de todas sus promesas electorales, de tal manera que si es elegido Presidente de Chile y después de terminar su periodo presidencial, no cumple con todo lo prometido, los electores podrán hacer efectiva la citada boleta de garantía? ¿No le parece a usted que cada candidato lo pensaría más de 7 veces 7, antes de echar a volar su imaginación y la de sus equipos creativos, antes de "fabricar castillos de naipes" para sus electores, porque, muy simple, si no cumple con lo prometido, lo paga con su patrimonio personal?
Y colorín colorado, el populismo se ha terminado...
Luis Enrique Soler Milla