Personas con un fuerte sentido de justicia no hacen trampa en los juegos
Un estudio anterior aseguraba que ganar en estas actividades despertaba un sentido de derecho de jugar sucio.
Natividad Espinoza R.
A diferencia de lo arrojado por una muy comentada investigación anterior, un nuevo estudio liderado por la Universidad de Leicester (Inglaterra) demostró que ganar no hace que las personas hagan trampa.
Corría el año 2016 cuando un sondeo israelí daba a conocer, tras una serie de experimentos, que los ganadores de competencias basadas en habilidades tenían más probabilidades de robar dinero en juegos de azar posteriores, a diferencia de los perdedores o las personas que no se veían a sí mismas como ganadoras o perdedoras.
Por esos años, aquel estudio con una muestra relativamente pequeña instauró la creencia de que ganar en competencias inducía un sentido de derecho que fomentaba el engaño.
Pero ahora, un estudio ampliado y mejorado hecho por expertos de la Universidad de Leicester (Inglaterra) y la Universidad del Sur de California (EE. UU.), publicado ayer en la revista Royal Society Open Science, refutó los hallazgos originales.
El equipo internacional de investigadores descubrió que las personas con un fuerte sentido de la justicia hacen menos trampa, independientemente de si ganaron o perdieron previamente.
El experimento
El equipo examinó el comportamiento de 259 participantes en un juego de lanzamiento de dados idéntico al usado en el estudio original, y adicionalmente, 275 participantes realizaron un juego básico de lanzamiento de monedas en línea. Luego, los resultados se analizaron usando estadísticas estándar más la técnica matemática "modelado de ecuaciones estructurales".
Así, los responsables del estudio descubrieron que se produjo una cantidad pequeña, pero significativa de trampas por las recompensas financieras que se ofrecían, tal como en el estudio original. Sin embargo, ganar no aumentó las trampas posteriores ni elevó el sentido de derecho de las personas, y tampoco lo hizo perder.
El único factor investigado que podría explicar la pequeña (pero significativa) cantidad de engaño que ocurrió fue la baja "aversión a la desigualdad".
A las personas con aversión a la desigualdad no les gustan los resultados desiguales. Aquellos con un fuerte sentido de la justicia tienden a ser reacios a la desigualdad y evitan hacer trampa porque ven esa práctica como una forma de injusticia.
El autor principal del estudio, Andrew Colman, profesor de Psicología en el Departamento de Neurociencia, Psicología y Comportamiento de la Universidad de Leicester, destacó que "el engaño y la deshonestidad general son motivo de creciente preocupación a la luz de la deshonestidad académica en la era digital, los problemas de elusión y evasión de impuestos por parte de las personas adineradas en las economías desarrolladas y, en términos más generales, los efectos de la creciente desigualdad en riqueza e ingresos sobre la corrupción y el crimen".
"Nos sorprendieron los hallazgos del estudio de 2016, y por eso queríamos replicarlo con tamaños de muestra sustanciales. Las pequeñas muestras del estudio original no tienen el poder estadístico para generar conclusiones firmes. Nos sorprendió cuando resultó que ni ganar ni perder tuvieron ningún efecto sobre las trampas, aunque se produjo una cantidad significativa de trampas. Al menos hemos proporcionado datos científicamente sólidos que dan una respuesta clara a la pregunta", agregó.
"Nos sorprendió cuando resultó que ni ganar ni perder tuvieron ningún efecto sobre las trampas, aunque se produjo una cantidad significativa de éstas.
Andrew Colman, autor principal del estudio