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En el centro del pueblo, a pocos metros del icónico centro comunitario cuyo techo asemeja al caparazón de un quirquincho, está la sede de la comunidad quechua. Es, quizá, el único lugar donde el agua sale con buena presión, lo suficiente como para una ducha. La razón está en un pequeño estanque que acumula agua toda la noche y que después llega a las llaves gracias a una motobomba.

Thelma Ramos opina que si el pueblo tuviera acceso a estanques como estos, se resolvería el problema. Al menos el más urgente, porque -dice- el agua ni siquiera es potable, sino que pasa por otro proceso de tratamiento. "Debe tener un índice de metales altísimo, el arsénico debe ser altísimo. Hace poco se hicieron mediciones y espero que no sea sorprendente".

-La comunidad no tiene ingresos, pero podríamos conseguir esto con la gente que tiene que cuidar nuestra región. Somos parte de la región, de Chile, somos un pueblo que ha estado aquí siempre- agrega.

Elena Achú, directora de la comunidad, dice que la situación los hizo retroceder a la fuerza a tiempos cuando no había lavadoras y todo se hacía a mano. Hoy, tener una máquina es una necesidad, pero si el agua no acompaña no tiene sentido. "Nuestras mamás se hacían tira las manos en invierno, había que dejar calentando el agua al sol todo el día", recuerda Julia Quispe.

Mientras tanto

En Antofagasta, el director regional de Obras Hidráulicas, Hrvoj Buljan, señala que estuvieron en el concejo municipal durante la semana pasada, apoyando a la municipalidad en resolver la contingencia. "Pero en base al análisis de la situación y estado actual en que se encuentra el sistema de APR, se evidencia un problema considerable en la infraestructura que ha dificultado su operación y manejo", plantea.

Mientras se analizan las soluciones, Buljan explica que el equipo del Servicio Sanitario Rural (SSR) visitó y entregó su apoyo técnico para ver el estado actual del funcionamiento del sistema de agua, y se levantó un informe para la solicitud de recursos de emergencia de parte del municipio, para apoyar con abastecimiento externo de agua potable.

Al mismo tiempo, dice la autoridad, buscarán recursos para la factibilidad y diseño de una mejora para el sistema de agua potable. "El estudio de factibilidad nos permitirá revisar y evaluar la actual operación del APR, si es necesario encontrar otra captación de agua y como generar un nuevo sistema con previsión de funcionamiento para las futuras décadas".

En la casi frontera de Chile con Bolivia, las dirigentas cuentan que cuando las autoridades llegan a la zona, siempre hacen referencia al concepto de "hacer patria", esa valentía de vivir acá, tan lejos de todo, en sacrificadas condiciones tan alejadas de la cómoda vida de ciudad. Julia Quispe dice que con la situación como está, los hijos de Ollagüe que hoy viven en Calama van a terminar volviendo, pero solo para buscar y llevarse a sus adultos mayores.

-¿Pero cómo las autoridades hablan de hacer patria, si no tenemos el elemento vital para vivir el día a día, para seguir haciendo patria?- se cuestiona.

"Somos como el 'escudo' de Chile, pero nadie nos toma en cuenta"

Julia Quispe,, tesorera de la Comunidad Indígena Quechua de Ollagüe.

Funcionarios del Hospital de Calama piden mejorar asignación para la zona

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La asignación de zona es un porcentaje sobre el sueldo base que se entrega a los funcionarios públicos que deben trabajar en una zona del país con condiciones especiales (aislamiento, costo de vida). Esta asignación va subiendo a medida que se aleja del centro del país. Por ejemplo, un trabajador del Hospital de Hanga Roa, en Rapa Nui, tiene una asignación del 140% (ver recuadro).

Para la presidenta de Fenats Histórico, Rudith Rivera, el porcentaje que se asigna a los funcionarios que trabajan en el Hospital Carlos Cisternas de Calama (35%), es bajo comparado con el alto costo de la vida en la capital del Loa. Por eso, presentaron un proyecto a diversos parlamentarios para que en el HCC puedan recibir un porcentaje similar a lo que se gana en Arica, por ejemplo.

"Arica es una ciudad económica para vivir y acá es súper caro, por la zona minera", plantea Rivera. De acuerdo a su visión, hay falta de profesionales en el Carlos Cisternas porque "la gente no se viene a trabajar al hospital. Es muy bajo el sueldo", dice. Si esta situación cambiara, se podría atraer a más profesionales y, por ende, ofrecer mejores condiciones para los habitantes, señala. Por ello, dice la dirigenta, pide que el Estado se acuerde que Calama "sacó la cara" durante los momentos más difíciles de la pandemia del coronavirus.

En el caso de la región de Antofagasta, los funcionarios de salud que tienen mayor porcentaje de asignación de zona son los que trabajan en el Hospital Comunitario de Mejillones y en el Hospital 21 de Mayo de Taltal, quienes tienen un 40% de asignación, cifra que es la más alta de todo el norte junto con los servicios de salud de Arica y Parinacota y de Tarapacá. En cambio, los que trabajan en la seremi tienen una cifra del 25%.